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EL VOTO ÚTIL O EL VOTO INÚTIL

 

Fue en las elecciones del 2000 cuando escuche por primera vez sobre el voto útil. La convocatoria nacional al voto útil logró lo inesperado. Vicente Fox ganó la elección y se terminaron 71 años de gobierno del PRI. El voto útil convocó a votar no tanto por una afinidad ideológica directa con Fox o el PAN sino por la esperanza de un cambio largamente esperado.

El voto útil pretende unificar a la oposición alrededor de una candidatura, la más probable para ganar, en vez de dispersar el voto entre varios candidatos opositores y con menos probabilidades de éxito. Cuando hay el deseo popular de cambio de un gobierno que se ha posicionado fuertemente, pero que no responde a las expectativas, este tipo de voto puede alterar las dinámicas electorales tradicionales.

El voto útil se usa cuando de acuerdo con encuestas ad hoc y el apoyo del estado ya hay un ganador casi inobjetable, de suerte que la votación pareciera ser solo un trámite. Esto ocurre en contextos polarizados donde los votantes emiten su voto por el “menos peor”. El voto útil es una estrategia pragmática.

El voto inutil por otro lado, sería el voto que se emite por ejemplo cuando se vota por un candidato sin posibilidades reales y que solo resta votos al que si pudiera ser una opción. Como voto inútil se consideran también los votos nulos o en blanco, aunque en ocasiones estos votos son una forma de protesta o descontento. Pero igual sigue siendo un voto inútil.

Decidir por quién votar en este momento histórico es fundamental, está en juego el futuro de la nación, el futuro de nuestros hijos. El voto útil es la expresión colectiva de lo único que nos queda a los ciudadanos, la esperanza, la esperanza de un cambio positivo en la vida del país.

Estamos a menos de 15 días para que se cumpla la cita del electorado mexicano y prevalece un clima electoral polarizado, por lo que es necesario hacer una reflexión sobre qué es lo que esperamos los mexicanos promedio en cuestiones de seguridad, salud, educación, economía y cuidado del medio ambiente.

En cuanto a la seguridad, sería necio intentar ocultar el sol con un dedo y esconder o mimetizar, el clima de inseguridad que vivimos los mexicanos. No hace falta acudir a estadísticas, a diario experimentamos la inseguridad, en la ciudad, en el vecindario, cada vez más cerca, o ya nos alcanzó esta epidemia social, en el seno de nuestra familia.

La esperanza que tenemos muchos mexicanos es que haya un proyecto viable de gobierno que nos de seguridad de que, si salimos al trabajo, a la escuela o a divertirnos nosotros o nuestros seres queridos, podamos volver a casa a salvo. Esa es la amarga verdad que no se puede negar ni ocultar.

En cuanto a la salud, los mexicanos esperamos tener un sistema de salud si no similar al danés o el mejor del mundo, si uno que responda nuestras necesidades de atención medica hospitalaria, oportuna, digna y tengamos los medicamentos de manera expedita. Con esta esperanza muchos mexicanos acudiremos a votar el 2 de junio.

Por otro lado, los mexicanos esperamos un proyecto de crecimiento económico sostenible y sustentable que cree empleos bien remunerados y políticas que promuevan la reducción de desigualdades de manera efectiva real y sostenible.

Los mexicanos, apostamos por la generación de empleos con salarios justos, condiciones de trabajo dignas y oportunidades de empleo para los jóvenes; asimismo esperamos políticas efectivas para la reducción de la pobreza que incluyan no solo los programas de asistencia sino principalmente estrategias de desarrollo económico que permitan salir de la pobreza de manera sostenible.

También esperamos un proyecto que se enfoque a la calidad de la educación en todos los niveles, a través de inversión para infraestructura y cobertura de la demanda. Una educación que atienda no solo el mercado laboral, sino también la educación para vivir en paz y en armonía con nuestro entorno. Una educación integral y de calidad.

Ante los peligros que amenazan la vida del planeta como el calentamiento global, esperamos una política de estado que apueste a las energías limpias, como la eólica, solar, biológica y no a los hidrocarburos que contaminan y acrecientan el problema del calentamiento global.

Cuando menos estas características son las que yo espero en los proyectos de los candidatos, aunque sabemos de la poca confiabilidad que nos merecen los políticos. Si usted ya ha definido su voto, que bueno, pero si no es así, vale la pena analizar las esperanzas de muchos mexicanos que he resumido aquí.

Como la esperanza es lo que muere al último, iré a votar el 2 de junio por la opción que más se acerque a la esperanza de un cambio que mejore la seguridad, la salud, la educación, el cuidado al medio ambiente y más. Creo que ejerceré una vez más mi derecho al voto útil.