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La jornada electoral se pronostica ardiente y visceral, y no por cuestiones políticas o sombrerazos de último momento. Los que saben, pronostican que enfrentaremos el 2 de junio sudando y de muy mal humor por el cambio climático.

Ayer comentábamos en este espacio que el termómetro en Morelos -y en muchas regiones del país- marcará temperaturas que serán de récord de una manera cada vez más frecuente como producto de un proceso largo que se originó con la industrialización, lo que se conoce como calentamiento global antropogénico. El cambio climático antropogénico ha causado el incremento, el tiempo de duración y la intensidad de las olas de calor naturales. Este año, México sufrió la primera entre el 18 y 22 de abril y la segunda del 3 al 13 de mayo.

La tercera ola comenzó el pasado 20 y se calcula que concluirá hacia finales de mes o principios de junio por lo que va a coincidir con la permanencia de un “domo de calor” en el que está atrapado prácticamente todo el territorio nacional que impide que el aire caliente que se genera en la superficie de la tierra se eleve como sucede de manera natural. Los domos de calor pueden prolongarse por semanas aunque, en el caso del que tenemos encima en estos momentos, los científicos son optimistas y confían que se disipe también hacia finales de mes o por ahí de la primera semana de junio.

Lo anterior significa que la jornada electoral, si bien nos va, podría desarrollarse cuando la tercera ola y el domo de calor estén disipándose; hay otro dato científico que podría marcar la intención del voto: el mal humor que ocasiona el exceso de calor prolongado.

De acuerdo a Ana Patricia González Rodríguez, directora del Colegio de Sicología de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ), entrevistada hace poco por Eirinet Gómez para La Jornada, cuando el calor ambiental está por arriba de 40 grados, el cuerpo humano trabaja arduamente para regular la temperatura interna, lo que puede provocar sensaciones de malestar y frustración. Esos esfuerzos implican el aumento de la transpiración mecanismo que ocupa el organismo para nivelar su temperatura. Mientras el sistema nervioso central está operando la maquinaria biológica con el fin de regularse, se aminoran otros procesos importantes, como la producción de neurotransmisores, particularmente la serotonina, encargada de regular los estados de ánimo. La falta de producción de serotonina hace que se experimente un estado de irritabilidad notorio, conducta agresiva e impulsiva.

Así es: la jornada electoral nos va a agarrar sudados, de malas, y en cadena nacional. Seguramente habrá otros especialistas que podrían tener alguna explicación antropogénica para los resultados electorales, más allá del desempeño de los diputados y presidentes municipales que quieren reelegirse y de filias y fobias políticas. El resultado de las elecciones lo puede marcar el cambio climático.