loader image

 

Morelos, Morena y la encrucijada del voto

Braulio Hornedo Rocha*

Lo que podemos observar de las preferencias electorales publicadas por empresas encuestadoras profesionales, acreditadas ante el INE, es que las simpatías de los electores favorecen para la gubernatura (2024-2030) a Margarita González Saravia sobre el segundo lugar por un margen (variable) de entre un 10% a un 25% de ventaja, en la semana pasada a esta publicación.

Sin embargo las candidatas de la coalición del PRIAN, tanto a nivel local, como en la contienda federal, han adoptado lo que he llamado en entregas anteriores como la estratagema electoral Trump 2016.

Dicha estratagema de comunicación política consiste en publicar de manera consistente un aluvión de encuestas apócrifas y amañadas las últimas semanas de la campaña. Estas encuestas apuntan a la manipulación de la percepción del público elector. No pretenden describir la realidad variable y voluble, sino alterar la percepción de los hechos, mediante artimañas de manipulación usando sicología de masas e ingeniería social.

Lo que importa es dar la impresión de que la candidata en el segundo puesto alcanza y rebasa, aunque sea por una nariz. Esto le produjo pingües resultados a Trump contra Hillary Clinton, que siempre aventajó en las encuestas y el voto directo, pero que finalmente perdió la elección contra lo que muchos esperaban y pronosticaban las encuestas. Ahora bien, me temo que los resultados para México y el Estado de Morelos no serán iguales a los que espera la derecha opositora, a menos que el equipo de campaña de Margarita González Saravia, y sobre todo, el Comité Ejecutivo Estatal de Morena, actúen con inteligencia estratégica y no reaccionando visceralmente, como lo han venido haciendo, dando muestra fehaciente con la guerra sucia que sataniza al fatuo exgobernador Graco Ramírez. Como una reacción primitiva, en respuesta a la perenne difamación y calumnia de la derecha, cuando se acusa a Margarita González Saravia de ser cómplice y continuación del ahora impopular gobernador e inepto servidor público. Las trayectorias y los resultados de uno y otra son indicadores suficientes de lo calumnioso de la acusación. Tan absurdos como la campaña del chauvinismo grotesco del: “Morelos para los morelenses”.

En el 2018 Morena eligió a Cuauhtémoc Blanco como candidato a la gubernatura. Se impuso el pragmatismo del Partido y se convirtió en una impostura al preferir popularidad por encima de la capacidad para ser un buen gobernante. Pese a todos los contras se impuso, y ya vemos las consecuencias desastrosas que ha tenido para el Estado de Morelos por tan irresponsable decisión. El candidato mejor posicionado en el segundo lugar era el entonces senador Rabindranath Salazar Solorio, quien declinó luchar contra la monstruosa popularidad del futbolista. Postulado originalmente por el Partido Encuentro Social o PES por sus siglas. Pero argumentaban los dirigentes que el “Cuau” seguía siendo popular en los sondeos de opinión. El futbolista ya había probado con creces ser un ineficaz alcalde al frente del ayuntamiento del municipio de Cuernavaca y ahora ¿lo querían hacer candidato a gobernador? Lo hicieron, ganaron la gubernatura y ya vimos los resultados.

Rabindranath Salazar como compensación a su sumisión a la decisión pragmática del partido fue recompensado generosamente con la candidatura al senado de su hermano, y para él obtuvo, nada menos que la dirección del Banco del Bienestar, de donde fue removido para terminar en el puesto de subsecretario de Gobernación. Intentó regresar en 2023 para ser candidato a la gubernatura, pero olvidó que los designios de la veleidosa fortuna son fugaces, de lo que nos advierte con insistencia Maquiavelo, y las nuevas circunstancias ya no fueron favorables.

El político futbolista logró con maña colocar a su medio hermano, Ulises Blanco, al frente del CEE de Morena Morelos. En este contexto es postulado como candidato a diputado federal vía plurinominal. ¿Quiénes son los responsables de este despropósito? ¿Acaso el presidente y la secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional de Morena son responsables por comisión o por omisión de este nuevo agravio a los ciudadanos morelenses y de los otros estados que incluyen la cuarta circunscripción donde lo acomodaron. Ofensa que sin duda será refrendada por los resultados que obtenga en su desempeño como diputado federal.

Sin una profunda autocrítica las dirigencia nacional y estatal de Morena en Morelos están perdidas, si siguen siendo complacientes y respaldando candidatos incapaces se convierten en cómplices y pierden autoridad moral y con ello, ponen a los votantes ante una encrucijada. Dice AMLO al final de la página 75 de: ¡Gracias! Su libro más reciente.

“Un buen dirigente debe ser autocrítico y tener capacidad para rectificar. El ejercicio de un liderazgo de izquierda, de un gobierno de izquierda exige la autocrítica. Uno debe revisarse cotidianamente.”

*braulineas@gmail.com