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¿POR QUÉ “EL VOTO DE ESPERANZA”?

 

La esperanza es un sentimiento positivo que expresa la expectativa de que algo muy deseado o que consideramos necesario se haga realidad. Es una fuerza mental y emocional que nos motiva a asumir una actitud positiva ante los desafíos y los retos. El símbolo universal de la esperanza es el ancla que simboliza la estabilidad, la seguridad, la esperanza.

Psicológicamente, la esperanza está vinculada con el optimismo pues genera la creencia de que las cosas pueden cambiar y que los problemas pueden superarse; la esperanza es también un componente de la resiliencia y de una visión de futuro

La esperanza tiene un fuerte impacto social, pues cuando los humanos compartimos una esperanza nos unimos por un bien común o para enfrentar desafíos o amenazas colectivas. En síntesis, la esperanza es una fuerza poderosa que nos impulsa a ver el futuro con confianza, optimismo y resiliencia, y que tiene un fuerte impacto social.

Bajo el actual contexto social, político, económico de México, me atrevo a decir que el 2 de junio, muchos mexicanos acudiremos a las urnas para expresar nuestra esperanza de una vida mejor. Nuestro voto será la expresión de la esperanza de un México más justo, equitativo, sin violencia y en armonía con la naturaleza.

Tengo la confianza de que el 2 de junio las urnas se llenarán con el voto de la esperanza. Nuestro voto en este momento histórico simboliza la confianza y expectativa que tenemos los mexicanos de cambios positivos y significativos. En este punto invito a nuestros lectores a que respondamos a la pregunta: ¿Cuáles son las expectativas, cuál es la esperanza a la que apostamos muchos mexicanos con nuestro voto el 2 de junio?

Tenemos la esperanza de que el nuevo gobierno tenga la voluntad, la capacidad y el valor de usar todos los recursos de que dispone el estado para poner un alto a la violencia generalizada que se vive en el país. La violencia es hoy tan cotidiana y generalizada que se ha vuelto normal la desaparición de personas, los asesinatos a diestra y siniestra, en cualquier lugar, a toda hora, los cobros de piso y más.

Por otro lado, el voto de la esperanza expresa el deseo ferviente de unidad y solidaridad entre los mexicanos. Esperamos romper la polaridad a la que perversamente se nos ha conducido dividiéndonos en dos grupos, los buenos y los malos, bajo calificativos tales como conservadores y liberales o chairos y fifís. Nuestra esperanza es tener una patria unida, solidaria y fraterna, no polarizada.

Con el voto de la esperanza buscamos la disminución de la desigualdad con acciones efectivas como la generación de empleos bien pagados que permitan salir de la pobreza de manera permanente, sin descuidar los programas asistenciales los cuales deben llegar a quienes de verdad lo necesiten y no de manera indiscriminada con la finalidad de ganar simpatías y votos.

El voto de la esperanza busca una relación armónica con la naturaleza para preservar los recursos como el agua, los bosques y el clima que hoy pone en riesgo la vida del planeta con un calentamiento global. La esperanza es que se deje de apostar a la energía fósil que contamina y acelera el calentamiento global.

Sabemos que ninguna promesa garantiza que nuestras esperanzas se hagan realidad. Sabemos por experiencia que los políticos en campaña ofrecen todo, se comprometen a todo, y ya en el poder padecen amnesia.

Sin embargo, conservo aún la esperanza de que alguna de las candidatas sea sensible a nuestras esperanzas. Finalmente quiero manifestar que el voto de la esperanza es una construcción colectiva que nos involucra a todos. No podemos darnos el lujo de dejar que otros decidan por nosotros. Está en juego el futuro del país, de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos.

El 2 de junio acudiré a las urnas a emitir mi voto de la esperanza. Estoy convencido de que muchos millones de mexicanos comparten esta esperanza y votarán en consecuencia.