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María Helena González

Pocas personas en el estado de Morelos se ocuparon del patrimonio cultural de una manera tan sistemática y tan comprometida como el Arq. Juan Antonio Siller Camacho. Sus compromisos formales en varias instituciones son contundentes. Fue un guerrero del patrimonio a la vieja usanza, conservo comunicados de él tan claros como el párrafo que sigue, enviado a mi oficina hace 5 años:

“Estimada Helena, ayer estuve en el Jardín Borda y pude observar un gran deterioro estructural de los elementos de las cubiertas del patio de carruajes, y la estabilidad estructural de los elementos de los pórticos en torno al patio.

“Hay una gran cantidad de humedades antiguas en las cubiertas y filtraciones de agua que han dañado muchas de las vigas de madera de la cubierta y de vigas entre los pilares de ellos.

“Algunos acusan daños por termitas y han disminuido su capacidad de carga actual.

“Mi preocupación en la cercanía de la temporada de lluvias, la cual incrementara las filtraciones, peso por humedad en los materiales y la capacidad de carga de las estructuras de las cubiertas, las cuales considero, deberían de ser estructuradas temporalmente y proteger de filtraciones de manera temporal para su restauración integral en temporada de secas.”

Estas y otras consideraciones estéticas lo presentan de cuerpo completo. Empujaba acciones.

Hace casi dos meses se nos fue nuestro admirado Adalberto Ríos Szalay, hoy es el Arq. Siller quien nos deja en la orfandad.

El Jardín Borda sigue igual y muchos otros edificios antes admirados, se están cayendo. Se nos ha olvidado lo local en favor de lo global. Se está adelgazando peligrosamente el gremio de profesionales de la gestión cultural en Morelos. Descanse en paz nuestro amigo Juan Antonio.