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ELECCIÓN

 

¿Cómo elegir a la persona correcta? Suena como pregunta repetitiva en los diversos ámbitos sentimentales, profesionales y cada tres años ocurre en materia electoral. Lucio bajó de su vehículo deportivo con sombrero panameño, lentes polarizados y una dosis de impaciencia recargada a prueba de cualquier situación impuesta que se pudiese presentar. Barrió de una mirada el panorama de las dos filas de espera que se presentaban ante él, tan acostumbrado a no pedir permiso ni disculpas a nadie de su entorno próximo. Se acercó a conversar con una de las dos señoras de gafete y tacones altos, adosada a un árbol en la entrada de la casilla. Parecen conocerse opinó Giovanna, observando la escena en cámara lenta de la fila alfabética que le había sido asignada al llegar una hora antes. La mujer volteó nuevamente hacia el hombre que acababa de desaparecer: o bien habría convencido a la mujer de que sus actividades dominicales no le permitían formarse y esperar su turno; o bien habría decidido definitivamente regresar al lado de su chofer detenido a escasos metros del lugar en el carro negro de vidrios teñidos. Asoleada pese a la franja de sombra que invitaba a la gente formada a arrinconarse con disciplina para gozar de un ligero remanso de calor, Giovanna consideró acudir con la encargada del ingreso al recinto de votación para realizar la pregunta que todos se formulaban en silencio: ¿por qué la fila de la A a la L avanza como tortuga, al contrario de la opuesta, de la M a la Z? ¿Será que todos los García de la colonia despertaron temprano y que los Martínez se presentaron agrupados después del almuerzo? Giovanna avanzó decidida preparando su pregunta en tono y palabras neutrales. Reprimió la risa al recibir la respuesta: la gente de su fila vota más lento que los de enfrente… El misterio cobraba ahora una amplitud insospechada puesto que ambas filas se convertían en unifila al franquear el umbral del pórtico del lugar. Optó por compartir la información con los presentes, ansiosos de resolver el caso de la inexplicable doble velocidad de las hileras humanas. Ante tan inaudita contestación, opinaron que para los siguientes comicios resultaría más operativo cambiar de apellido, o tal vez mejorar la capacitación de los encargados, pensó calladamente Giovanna. Conrado, el hombre ubicado delante de ella demostraba un temple sin igual gracias a la conexión permanente que procuraba mantener con su celular. Asomándose un poco, Giovanna logró escuchar el final del noticiario: “En los próximos meses, bajará la temperatura sin afectar el calor por el fenómeno de la niña”. A continuación, Conrado López se conectó a sus redes sociales para ver los videos de sus amigos que presumían sus pulgares entintados desmedidos por el acercamiento a la cámara. Incluso, uno de ellos enseñó medio pulgar por seguridad, acotó con el mismo orgullo que los demás perfiles consultados por el hombre. Poco después, Giovanna vio salir el sujeto de sombrero con sus lentes polarizados en la mano para simular no ser aquel que se pasó por alto la fila obligada. El coche negro pasó tan rápido que ahora Giovanna vivió la escena como la súbita desaparición de Lucio. Adentro de la mampara, la mujer escogió las mejores opciones políticas por tiempo determinado con tanta precaución como si fuera a palomear a la pareja indicada para ella. Emprendiendo el camino de regreso, lanzó a la guardiana del lugar riéndose: tiene razón, somos más lentos…

Nota: Los sucesos y personajes retratados en esta historia son ficticios. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, o con hechos actuales, del pasado o del futuro es coincidencia, o tal vez no tanto. Lo único cierto es que no existe manera de saberlo y que además no tiene la menor importancia. Creer o no creer es responsabilidad de los lectores.

*Escritora, guionista y académica de la UAEM