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La mayoría artificial, o un Congreso sobrerrepresentado

 

Como representación popular, los parlamentos tratan de ser una expresión, lo más fiel posible, de las preferencias políticas de la ciudadanía que fueron expresadas en las urnas. En términos ideales, cada partido o coalición deberá tener una representación en el Congreso que equivalga, naturalmente, a la proporción de votos que obtuvo en la elección para formar esa asamblea; para ello hay fórmulas cada vez más complejas que buscan garantizar que a cada partido le correspondan tantos diputados como se requieran para completar su proporción de la elección; en esta lógica radica el principio de representación proporcional.

La representatividad en el Congreso debe garantizar, de acuerdo con el espíritu de la ley: primero que ninguna fuerza política tanga una representación mayor a la que la concedieron los votos ciudadanos y segundo, que ninguna fuerza política (y esta distinción es importante), tenga el poder para hacer cambios constitucionales sin construir acuerdos con otras representaciones ciudadanas. Así, ninguna fuerza política debería tener, por sí misma, las dos terceras partes de la cámara, una restricción que existe en la Constitución, pero aplicada a partidos políticos.

Una coalición es, en esencia, la suma de partidos políticos unidos bajo un programa de gobierno común. En el caso de Morelos, tres coaliciones contendieron por la gubernatura del Estado, y dos coaliciones parciales y una total, por el Congreso del Estado. Las coaliciones para el Legislativo estaban formadas por Morena, Nueva Alianza, Encuentro Social y Alternativa Social (estos dos lograron menos del 2.5% de la votación); y por Movimiento Ciudadano (que consiguió el 10.22%), y Morelos Progresa (2.52%). La coalición total, PAN, PRD, RSP y PRI obtuvo en total 27.56% de los votos válidos.

Dado que ni el PRD ni RSP tuvieron los votos suficientes para la asignación de diputados de representación proporcional (3%), la autoridad electoral asignó al PAN y PRI un legislador por ese principio; con ello, los partidos de la coalición juntaron cinco diputados, tres de mayoría, siglados al PAN. Así que la coalición tiene cinco legisladores que equivalen al 25% del total del Congreso, un poco menos de lo que su votación representa.

Donde se complica es en las coaliciones parciales, Morena tuvo el 33.93% de la votación válida, lo que le significaría tener 6.6 diputados en el Congreso. El partido ganó siete en solitario y uno más por coalición, que le fue asignado al Partido Encuentro Social. Dado que el PES no consiguió los votos para mantener el registro, no podrá tener representación en el Congreso, por lo que el legislador en comento deberá adherirse a otra fracción parlamentaria, muy probablemente, Morena. Adicionalmente, Nueva Alianza consiguió una diputación de representación proporcional, con lo que la coalición de Morena y aliados tendría ya nueva diputados, ocho de mayoría y uno de representación proporcional. Es decir, el 45% del Congreso. Con sus aliados, Morena consiguió alrededor del 42% de la votación, equivalente a 8.4 diputados, así que hasta aquí podría decirse que todo iba bien.

Pero el Impepac asignó, porque así lo marcaban sus lineamientos, en una primera ronda un diputado de representación proporcional a cada uno de los partidos que consiguieron el 3% de la votación, así entraron los ya referidos de PAN, PRI y Nueva Alianza, pero también uno del PVEM, uno del PT, uno de Movimiento Ciudadano y uno para Morena.

Con ello, la coalición de Morena con Nueva Alianza tenía ya diez diputados, 1.6 más de los que le habrían correspondido en el rango de su votación; pero además el partido guinda, con su 33.93% alcanzaba entre ocho y nueve diputados, correspondientes a entre 40 y 45% del Congreso (entre el 6 y 12 por ciento más).

Sobraba un diputado de representación proporcional, y la lógica más simple habría indicado que ése correspondería a Movimiento Ciudadano, un partido que, con 10.22% de la votación para diputados, alcanzaba dos diputados de representación proporcional. Sin embargo, por la fórmula aplicada en el Consejo Estatal Electoral, y bajo un principio de “resto mayor”, el Impepac desconoció no sólo los diputados asignados por coaliciones (supone que al concluir la elección la coalición se disuelve), sino el derecho que correspondería al 10% de los electores, que votaron por Movimiento Ciudadano, de tener una representación similar en el Congreso; y asignó esa diputación a Morena.

Al final la LVI Legislatura quedó integrada, según el Impepac, por nueve diputados de Morena, cuatro de Acción Nacional, dos del Partido del Trabajo; y los restantes para PES, MC, PVEM, PRI y Nueva Alianza.

Como los partidos del Trabajo y Verde Ecologista han profesado lealtad al mismo proyecto político de Morena; en los hechos, una sola fuerza política, integrada por Nueva Alianza, PES, Morena, PT y PVEM, tiene catorce diputados (70% del Congreso); mientras que a la oposición (con todo y su 40% de votación) le alcanzó apenas para seis, insuficientes incluso para crear un bloque de contención.

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Por cierto que si alguien dudaba de la ineficaz dirigencia del otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional en Morelos, a lo mejor los resultados de la elección para diputados le sirven como guía. El PRI es la sexta “fuerza” electoral, por abajo incluso de los monstruos partidistas que promovió en su tiempo para dividir a la oposición, como el PVEM, MC y PT, de hecho, el PRI apenas obtuvo el doble de votos que el PRD, así que, mucho más que al resto de la oposición, a los priistas les urge reflexionar, incluso si no conviene más borrar de plano al tricolor y construir algo nuevo.

@martinellito

martinellito@outlook.com