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“Salimos del amor como de una catástrofe aérea” o de paracaídas feministas para todas

Denisse B Castañeda

Decidí inaugurar este espacio, hablando un poco de un mal moderno: el desgaste y la enfermedad que pueden representar las relaciones sexoafectivas, que se fincan desde la desigualdad; repasar muy llanamente cómo el tema de la autonomía, los derechos y una vida libre de violencia, habitan también entre beso y beso, entre promesa y promesa.

¿Siniestro en una relación sexoafectiva? Sí, entendido como el propio término señala; la destrucción de una vivienda por un incendio o la sustracción de algo valioso. En el caso de las relaciones, el siniestro se cobra de nuestro cuerpo que es nuestra casa, de nuestra energía y paz mental, de nuestros sentimientos e incluso de nuestra economía emocional y material.

Pensar lo siniestro en una relación sexoafectiva es colocar sobre una misma hoja de papel una historia sobrepuesta, un relato que; aunque debería contarse desde lo íntimo, se sale de la cerca y se extiende a lo personal y a lo público, pues todo acto donde intervenga nuestra dignidad humana, es un acto político, incluso “amar”; así, hablar de lo siniestro en relaciones en desigualdad emocional, creo que es un tema que vale la alegría futura revisitar y cuestionar constantemente.

¿Por qué en una cuarta ola seguimos relacionándonos desde la desigualdad emocional?, ahí vamos entre la teoría feminista y lo que implica asumirse como tal, frente a mitos fundacionales como la religión, la guerra o el amor romántico, vamos navegando a contracorriente a historias trazadas a medias por la memoria de la carne, acumulando recuerdos traumáticos y luminosos que se van encubriendo unos a otros, y no nos permiten ver lo poco preparadas/os que estamos emocionalmente para construir fundamentos amorosos, fuera de lo ya establecido,  y dejando fuera las violencias que se ejercen y se viven en “nombre del amor” o de las relaciones “abiertas, los casi algo.

Después de toda una lucha feminista a favor de nuestra vida, autonomía y libertades, hoy ya no podemos quedarnos en relaciones que no sean recíprocas, y en apego al respeto, este tema me hizo recordar el hermoso poema de Cristina Peri Rossi “salimos del amor como de una catástrofe aérea”

Afortunadamente para esas catástrofes aéreas tenemos paracaídas feministas, ya hablaremos en otras entregas, sobre lo que las pensadoras feministas nos han enseñado acerca del amor romántico, una construcción social y cultural, la zanahoria del caballo, un espejismo colectivo, recuerde esa poderosa sentencia de Kate Millet: “El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas: mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban (…)”

Afortunadamente los feminismos se  han colado no solo en la sopa, sino hasta la cama, en el deseo, en la decisión de compartirse sexoafectivamente o amorosamente,  los feminismos van tejiendo redes de protección, salvavidas para los amores románticos, paracaídas para las catástrofes aéreas, el feminismo no tiene un manual para amar, pero si nos ha enseñado pautas básicas de sobrevivencia emocional, como que si no hay reciprocidad afectiva, no hay correspondencia, y si no hay correspondencia, no estás en una “historia de amor” estás alimentando corazones narcisistas, si no hay claridad en acuerdos mínimos, si ese coincidir se alimenta de ambigüedades (lo que ahora sabemos produce quiebres emocionales) no estás en una “relación sexoafectiva” estás bajo el ataque de la disonancia cognitiva, entendida en el orden de las relaciones desiguales, como tensión o desarmonía interna, si dudas de ti constantemente y temes ser “exagerada” por pedir claridad, o te hacen creer que quizá mal entendiste los términos, si te incomoda, o te deja en pausa, como si fueras una monita de porcelana, que se quita y pone de un mueble, a según el deseo del otro de mirarla o no mirarla, entonces no es tu fiesta sexoafectiva ni tu historia de amor, lo que estás viviendo además de disonancia cognitiva, es una estrategia de gaslighting (abuso emocional sutil).

De las feministas se puede aprender mucho, por ejemplo, le recomiendo el hermoso libro de Marcela Lagarde, “claves feministas para la negociación en el amor” y por qué no, animarnos a construir las propias, para no tener que aceptar un siniestro en términos amatorios, también acercarse a la poesía, se lo juro, la poesía siempre trae en sí un enorme paracaídas

 Deseo que cada una de nosotras tenga una red de contención y de ternura frente a las patologías narcisistas de aquellos de quienes su corazón dejó de ser un músculo, para volverse una piedra en las zapatillas, de las que bailamos, marchamos y cambiamos día a día nuestros mundos, que, aunque es hermoso y perfecto el poema de Cristina, deseo para todas no salir nunca más del “amor romántico”, como quien sale de una catástrofe aérea.

*cafetera por devoción, poeta por sobrevivencia, feminista de tiempo completo.