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Tras la identidad perdida de Cuernavaca

(Primera parte)

 

La historia de Morelos, a partir del siglo XX, ha cambiado tan rápidamente que a pesar de que la capital del estado ha sido centro de grandes personajes a lo largo del tiempo desde la época prehispánica hasta el Morelos de hoy, que quienes nos sentimos orgullosos de nuestra estirpe cuernavacense ya sea por nacimiento, por herencia o por adopción, estamos preocupados y ocupados por recuperar la identidad perdida. Lo que no ha sucedido en Cuautla, por ejemplo, donde esa identidad nunca la han perdido.

     En esta búsqueda he analizado las causas para vislumbrar cómo recuperar ese sentido de pertenencia que, dada la llegada de nuevos residentes, no todos sus habitantes sienten, tal vez por desconocimiento del rico patrimonio que poseemos. ¿Quién por ejemplo tiene presente que mucho antes de la Conquista de México, Moctezuma Ilhuicamina fue hijo de una cihuapilli o princesa tlahuica llamada Miahuaxihuitl hija del Señor de Cuauhnáhuac?

          Cito otro ejemplo que se ha perdido: los antiguos nacidos en Cuernavaca, que se solían identificar con el apelativo de “guayabos” (por los árboles frutales plantados en las céntricas banquetas), la mayor parte de los padres de los nuevos recién nacidos ignoran esa tradición.     

     La muy necesaria Revolución -siempre son necesarias en su momento- frenó la instalación en Cuernavaca de la red inmobiliaria United States and Mexican Trust Company destinada a proyectar a nuestra ciudad, dentro y fuera de México como destino de descanso a principios del siglo XX. Pero ante la inminente revolución, los estadounidenses, cada vez más preocupados, regresaron a su país dejando atrás la única casa terminada y vendida a Samuel Ryder quien a su vez la rentó y se fue también.

      Cuántos de ustedes queridos lectores recuerdan que el 1º de noviembre de 1915, Cuernavaca fue declarada capital provisional de México. Ya que por decreto del Consejo Ejecutivo de la República, fuimos sede de la Soberana Convención Revolucionaria y de los Poderes de la Nación.

Pero la contienda armada siguió su marcha y en 1917, Venustiano Carranza decidido a terminar con el general Emiliano Zapata, al que en vida ningún presidente venció o logró comprar, ordena el desalojo de nuestra ciudad capital y de los principales sitios urbanos morelenses para evitar toda ayuda de la población a las tropas sureñas. Ese desalojo provocó un daño terrible a la identidad morelense pues gran parte de los habitantes que salieron del estado, ya no regresaron. Mi familia, orgullosamente, sí.

Avanza el siglo XX y llega el sonorense Plutarco Elías Calles que fuera presidente de México, de 1924 a 1928 y se prepara para al término de su mandato, seguir gobernando el país, pero ahora desde nuestra ciudad para lo cual ordena la construcción del Club de Golf Cuernavaca y de su Finca Las Palmas, que tras ser vendida, la convirtieron en la Comercial Mexicana del Centro.

A la par, varios de sus amigos políticos, empresarios y uno que otro cacique, siguen su ejemplo y mandan edificar sus mansiones en lo que hoy se conoce como el Polígono de Calles ubicado en las 4 esquinas colindantes a la manzana completa que ocupaba la propiedad de Calles, sobre la Av. Morelos y una casa más donde ahora se ubica la Presidencia Municipal de Cuernavaca.

Hasta el próximo miércoles.     

Una calle con nieve

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Del proyecto de publicitar Cuernavaca como lugar de descanso, solo quedó la primera casa de la antigua subida a Chamilpa. La revolución los alejó. Foto de dominio público, cortesía de la autora.