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Diócesis de Cuernavaca. De su erección y otra historia. 23 de junio de 1891

 

“Hombres ignorantes y presumidos que jactáis tanto de religión y cristianismo, ¿por qué mancháis tan sagrados caracteres con impiedades, blasfemias y deseos inicuos?”, escribió José María Teclo Morelos y Pavón, en Cuautla, el sábado 8 de febrero de 1812. El presbítero y general vallisoletano conocía con detalle la esencia de la naturaleza de sus adversarios sobre la fe. Y la fe articuló el discurso sobre la legitimidad de la guerra independentista.

El 13 de abril de 1521, Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano conquistó el señorío de Cuauhnáhuac y, cuatro años después, habrían llegado a estas tierras los primeros frailes de la Ordo Fratrúm Minórum u Orden de San Francisco. Y habría sido, justamente, en 1525, encontrándose Cortés en su viaje a Las Hibueras, que los franciscanos comenzaron con la construcción del templo y el convento que sería consagrado a la Asunción de María Virgen.

Casi 370 años más tarde, el pontífice León XIII ordenó, mediante bula del 23 de junio de 1891, la erección de cinco diócesis en México: Chihuahua, Saltillo, Tepic, Tehuantepec y Cuernavaca. En el último caso, designó como delegado a Pedro Loza y Pardavé, arzobispo de Guadalajara. Sin embargo, encontrándose enfermo, Loza subdelegó al canónigo Joaquín Arcadio Pagaza Ordóñez para concretar la encomienda el 30 de octubre de 1891.

Entre el ocaso del siglo XIX y los albores del siglo XXI han sido 12 los obispos que han dirigido la diócesis de Cuernavaca. Destaca, entre ellos, Francisco Plancarte y Navarrete, segundo pastor diocesano, hombre sabio, también historiador, arqueólogo y editor, autor de varios libros como Tamoanchan ‒1911‒ y Prehistoria de México ‒1923, edición póstuma‒, así como creador y director del Boletín Oficial y Revista Eclesiástica ‒1900 a 1911‒.

Otros obispos de Cuernavaca ofrecen otras historias. Sergio Méndez Arceo, noveno pastor, fue reconocido internacionalmente como promotor de la Teología de la Liberación desde tierras morelenses. Aunque también es responsable de la destrucción de parte del patrimonio arquitectónico de la catedral de Cuernavaca al pretender un regreso a los orígenes e intentar imponer, infructuosamente, la eliminación del culto a las imágenes de santos y santas.

“Morelos tiene un pasado […] desconocido y glorioso, que apenas se asoma entre los pliegues del velo tupido de la mitología y la oscura niebla de antiquísimas tradiciones”, escribió Plancarte. “Morelos era la patria de los dioses y […] había sido el paraíso terrenal en donde fueron formados los primeros hombres”, añadió el también bibliófilo. Hoy su pétrea estatua se yergue en el atrio catedralicio de la diócesis de Cuernavaca, creada hace 133 años.

Fuentes:

Tamoanchan. El estado de Morelos y el principio de la civilización en México; Francisco Plancarte y Navarrete; primera edición; Imprenta de El Mensajero; México, 1911; 196 pp.

El convento franciscano de Cuernavaca; Federico Gómez de Orozco; primera edición; Centro de Estudios Franciscanos; México, 1943; 100 pp.

Morelos, su vida revolucionaria a través de sus escritos y de otros testimonios de la época; Ernesto Lemoine Villicaña; UNAM; segunda edición; México; 1991; 718 pp.

Imagen: Templo y convento de la Asunción de María (fragmento);

Cuernavaca, Morelos; ca. 1900. Archivo Jesús Zavaleta Castro.