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I. PRIORIDAD NACIONAL. – Se tienen identificadas diversas asignaturas pendientes de atención y seguimiento; destacando el sufrimiento que resienten una y otra vez las víctimas de los ilícitos de alto o moderado impacto, al fin de cuentas, resultan en conductas sancionadas por el derecho penal y cuya atención, persecución y sanción encuadra en el reto más relevante que en los últimos años ha ocupado un tiempo de veinticuatro siete para el gobierno federal de AMLO; las reuniones previas a cada mañanera de su gabinete de seguridad, han sido convocadas sin darse descanso ni otorgar tregua para establecer las estrategias de inteligencia y operatividad en contra del crimen organizado y no; con ese ejemplo y en un contexto regionalizado, es como en la Ciudad de México durante seis años las contenciones respecto de la lucha frontal contra el hampa, rindió frutos, mismos que deberán tenerse en cuenta para lo que sigue en materia de seguridad a lo largo y ancho del país; es el caso que a resumidas cuentas, pésele a quien le pese y aun contra las necedades irracionales de los detractores de la 4T, las políticas dirigidas a éste flagelo y su remedición, tendrá la experiencia en resultados positivos y la perfección de las acciones en tanto el reacomodo, reconsideración y actualización de todo el trabajo de inteligencia policial y seguridad nacional, en la que los actores se cuentan entre otros, desde las fuerzas armadas, marina, guardia nacional, policías estatales y municipales y sus mandos, sin dejar de contar a los investigadores criminales de las fiscalías.

II. TAREA CONJUNTA. – Nadie tiene la capacidad individual ni suficiente en lo personal para atemperar, atender y combatir los elevados índices de la criminalidad que en México sentó sus reales bajo el cobijo de los gobiernos neoliberales hacedores de más de sesenta millones de pobres y treinta de éstos en extrema necesidad o pobreza; a partir de esa realidad es que surge la decisión del pueblo sabio, los barruntos de tormenta electoral deben dejarse atrás, dando paso a una visión de corto, mediano y largo plazo para que articulados desde el nivel federal, los cuerpos policiacos de todas las entidades y municipios, así como las policías emanadas de los usos y costumbres, se sumen a la gran cruzada nacional en pro de la tranquilidad, la paz y el bienestar de cada mexicano; los colores partidistas deben ser nimiedades sin valor, los pleitos derivados de intestinas luchas por el poder en los partidos de siempre, deberán ser atendidos en una dimensión mínima de atención; lo que en realidad nos preocupa y debiera ocuparnos a todos, es la unidad nacional ciudadana en torno a los gobiernos que emanados de nuestro sistema democrático, una vez electos y próximos a iniciar sus gestiones en los tres niveles y poderes –incluyendo la democratización electiva del judicial federal y estatales-, tengan como asunto de especial y urgente resolución, los problemas derivados de la inseguridad.

III. INTELIGENCIA ESTRATÉGICA. – EL anuncio, los discursos, las palabras con mensajes objetivos y sobre todo, el compromiso social está dado, con los nombramientos del gabinete de la próxima presidenta de la Nación, lo que sigue es el empate de aportes objetivos que bajo la conducción de Claudia Sheinbaum Pardo se estarán produciendo a lo largo y ancho del territorio mexicano; no existe margen de maniobra para cometer errores, no caben los caprichos ni las ocurrencias de responsables de la seguridad pública en Estados, Municipios o pueblos que aún en el siglo XXI trastocando principios constitucionales, ejercen labores policiales a ultranza de aquellos tiempos del garrote y la tortura; lo urgente es, apuntarse en la continuidad de estrategias de inteligencia que han generado de manera objetiva y tangible resultados en el combate a la delincuencia de cuello blanco, negro y demás colores. Nadie escapa a este compromiso, los sectores de la sociedad que exigen resultados deben asumirse como parte de un todo, los poderes fácticos que así se ostentan, en su tribuna y pulpitos deberán emitir llamados a la reconciliación nacional y sobre todo, a un hermanamiento de mujeres y hombres que en cualquier o todas las actividades cotidianas, participen en la empresa y tengan a cada instante una percepción de seguridad; claro está, que la denuncia y acción ciudadana desde el hogar, rendirá pasos agigantados de respuesta y resultados en el combate frontal que México despliegue contra los delincuentes y que en muchos casos se protegen en la casa, es decir, es tiempo de contribuir a la paz desde el hogar.

IV. MANDO REGIONAL. – UN golpe de timón tendrá que darse para que el referido cáncer social sea extirpado, así como se requiere de la participación de autoridades y ciudadanos de forma por demás comprometida y urgente, a la par de la generación de conductas policiales que rescaten la credibilidad y la confianza, pasando por filtros y extirpación de quienes han vulnerado los derechos humanos, es urgente la consolidación de trabajos armonizados con un cuerpo de leyes adecuado a éstos tiempos y en el segmento de la operatividad, se resuelvan los pendientes que han afectado o incidido en el desempeño y la efectividad de los cuerpos del orden; urge impulsar en el Centro del País la estrategia que ya se tiene en otras latitudes, a fin de que se haga realidad la coordinación regional única en cuanto al mando de las instituciones de seguridad pública. De lo anterior, no es descabellado ni ocurrente plantear la necesidad para que en favor de las políticas y compromisos adquiridos por la Gobernadora Margarita González Saravia, en las tareas de prevención, persecución, combate y sanción de los delitos, se cuente con un Mando Regional de Seguridad mediante la firma del pacto interinstitucional entre la Federación y los Estados de Morelos, Michoacán, Ciudad y Estado de México, Puebla y Guerrero, involucrando a las fiscalías, tribunales y municipios, de suerte tal, que la información compartida sea toral en labores de investigación e inteligencia tendientes a remediar la inseguridad de los morelenses; la tarea es titánica y corresponde a todos aportar generosamente en pro de la paz pública.