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Después de años de excesos que ahuyentaron al buen turismo del Pueblo Mágico de Tepoztlán para reducirlo a una enorme cantina, debe verse con buenos ojos la llegada de un proyecto que busca la promoción del turismo sustentable y que empezaría por la regulación y rehabilitación de la vía de acceso a la pirámide del Tepozteco, uno de los puntos donde más frecuentemente hay accidentes de turistas que, por exceso de alcohol, o falta de cuidado, tropiezan por la sinuosa vereda.

El proyecto, como muchos de los que ha presentado la gobernadora electa, Margarita González Saravia, es mucho más amplio de lo que muchos podrían considerar. No se trata solo de construir una ruta de acceso al montañoso pasado prehispánico de Tepoztlán, aunque en sus primeras declaraciones sobre el asunto sólo haya esbozado esa parte del plan. La clave en todo caso está en su intención de devolver a nuestro querido Tepoz el turismo sustentable, y en esto parece coincidir con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, y con el alcalde electo, Perseo Quiroz, quien se hará cargo de la administración del municipio a partir del primero día del 2025.

El turismo sustentable es el modelo ideal para el desarrollo de los Pueblos Mágicos porque es una práctica respetuosa, no solo del medio ambiente, algo urgente en Tepoztlán, sino también de las tradiciones, costumbres, arquitectura, relaciones sociales, creencias, valores y otras formas de comportamiento social; esas que le valieron a Tepoztlán el calificativo de “mágico” mucho antes de obtener el distintivo turístico.

También trata de que ofrecer sustentabilidad económica para el pueblo anfitrión, algo urgente para un municipio cuya enorme bonanza turística no ha sido capaz de reducir los niveles de pobreza y marginación que padece. A Tepoztlán le urge cambiar de modelo turístico y esto lo saben sus habitantes y lo intuyen la mayoría de sus visitantes tradicionales.

El compromiso de la gobernadora electa coincide con las intenciones del próximo presidente municipal, que durante su campaña insistió en la necesidad de que Tepoztlán dejara de ser una gran cantina, de apostar por un turismo diferente y de mejorar las condiciones de vida de los habitantes del Pueblo Mágico, y de todos los del municipio, con la dotación de servicios públicos eficientes, que sólo serán posibles con el impulso a un modelo de turismo que genere beneficios económicos para todos.

Tepoztlán merece mucho más de lo que le permitieron tener sus últimas administraciones municipales, la gran cantina en la que se había convertido, exponiendo la seguridad de visitantes y residentes no es compatible, ni de cerca, con las necesidades del municipio, ni con la larga tradición de magia que su historia le ha entregado.