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Spiking o canasteo, la sumisión química feminicida y de violencia sexual

 

Imagine vivir en un mundo donde cada salida te cueste la vida. Un mundo dónde conocidos o desconocidos puedan poner droga en tus bebidas, para luego robarte, secuestrarte, violarte o asesinarte. Suena a un mundo dónde no podríamos salir a ninguna reunión o bar sin que las posibilidades de que alguien nos lastime estén siempre presentes. Pues bienvenidos a nuestra cotidianidad como mujeres en el espacio público y mucho más frecuente en espacios de divertimento social.

Ahora imagine que esa acción no está tipificada (al menos los datos 2023) como delito y quienes lo comenten salen impunes, mientras las víctimas son señaladas por una moral misógina, por ponerse en riesgo y no “cuidar” lo que consumen, responsabilizando a las víctimas y no a los agresores.

Spiking o sumisión química se empleó por primera vez por Poyen, Rodor, Jouve, Galland, Lots y Jouglard (1982) para referirse a la administración de un producto a una persona sin su conocimiento con el fin de provocar una modificación de su grado de vigilancia, de su estado de consciencia y de su capacidad de juicio. De acuerdo con el artículo Drogas facilitadoras de asalto sexual y sumisión química elaborado por Manuel Isorna y Antonio Rial La alteración ilícita de bebidas es un fenómeno mundial, tan extendido que tiene término propio: drinkspiking. En 2010 la Organización de las Naciones Unidad, advirtió sobre la aparición de nuevas sustancias llamadas comúnmente como “drogas de la violación”. Según el reporte de la Organización Mundial de la Salud, en Latinoamérica, esa sustancia se ha convertido en los últimos años en una de las nuevas drogas silenciosas que está reemplazando a la burundanga. Y son utilizadas mayoritariamente en mujeres jóvenes entre 15 y 29 años, para cometer en su mayoría, violaciones sexuales multitudinarias, difíciles de comprobar en un juicio o demanda puesto que los efectos de la sumisión química provocan pérdida de la memoria, de la autonomía y la capacidad de pedir ayuda.

No debe “imaginarlo” puesto que lo vivimos cotidianamente y frente a la indolencia de las instancias que deberían procurar justicia. En la última década se han inventado un par de “detectores de drogas en bebidas”, en agosto del año 2014 Tyler Confrey-Maloney, Ankesh Madan, Stephen Gray y Tasso Von Windheim frente a la epidemia de violencia sexual en campus universitarios desarrollaron un tipo de esmalte de uñas que cambia de color al detectar en bebidas la presencia de drogas como Rohypol y GHB usadas con frecuencia para adormecer a mujeres antes de agredirlas sexualmente.

En 2024 una empresa española creó la pulsera ‘Centinela’, que detecta hasta 22 tipos de drogas en cuestión de segundos y se popularizó en los Sanfermines de este año. Una pulsera aliada para las mujeres puesto que proporciona una herramienta crucial para prevenir agresiones relacionadas con sustancias químicas incapacitantes, y que puede salvarnos la vida. Según un artículo del periódico el país publicado el pasado 09 de julio de este año. Centinela utiliza sensores químicos que reaccionan al contacto con ciertas sustancias peligrosas comúnmente utilizadas para adulterar bebidas. Al sumergir parte de la pulsera en la bebida, los sensores pueden cambiar de color si detectan alguna droga, alertando así al usuario de forma inmediata.

Pero mientras tenemos un dispositivo como centinela en México, y como ya es costumbre en nuestro país, no nos cuidará la policía, ni la instancias de procuración de justicia pondrán énfasis en estas acciones, ni ánimo tiene el estado mexicano en integrarlo como delito grave, solo nos queda como siempre cuidarnos a nosotras mismas, desconfiar de todo conocido o desconocido, mientras salimos como derecho humanos a divertirnos, algunas recomendaciones para “evitar ser violada o asesinada” son: no perder nunca de vista nuestras bebidas o alimentos, no aceptar tragos que no pediste, si te apetece bailar, lleva tu bebida contigo.

Es tan común está práctica que al momento de googlear cómo evitar que te pongan drogas en tu bebida, hasta 15 artículos, más algunos videos, salen en la primera vista. Imagine usted como padre o hermano saber que un gran número de sus pares llevan algunas drogas de sumisión química, para que en cualquier descuido puedan arrebatarle la dignidad, la autonomía o la vida a las mujeres de su familia, ahora imagine, que después de vivirlo, otros pares festejen, aplaudan y validen este crimen. Solo el 0.2% de otros hombres que ven que otro sujeto coloca drogas en el vaso de una desconocida, se anima a avisarle, otros incluso guiñen el ojo, esperanzados, supongo en que se les invite a participar, qué le digo, aquella frase de ser mujer es sinónimo de peligro de muerte, nuca ha sido exagerada, solo ilustrativa de los riesgos que corremos, dentro y fuera de casa, en la fiesta o el trabajo, en la casa o en la escuela, con conocidos o desconocidos. De ambos dispositivos el más accesible en costo y modo de adquirir es el barniz antiviolación en línea y con un costo aproximado de 900 pesos.

foto tomada del portal usa. Sopitas / cortesía de la autora