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De acuerdo al más reciente reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), Morelos y San Luis Potosí encabezan el listado de homicidios dolosos perpetrados en un solo día, ambos con siete el lunes pasado.

Es de sobra conocido que uno de los mayores problemas que vive nuestro estado es la inseguridad que se refleja, entre otros hechos, en la violencia criminal. No es una conjetura o un cálculo al aire, son datos fehacientes recabados por instituciones públicas basados en hechos reportados a ministerios públicos.

Está muy bien pensar al largo plazo tratando de cambiar las circunstancias que fomentan el clima de violencia, pero entidades como Morelos, agobiados por una estrategia de seguridad rebasada, requieren de propuestas inmediatas que regresen un poco de tranquilidad a la ciudadanía que saldrá a trabajar mañana o la semana próxima.

Uno de los bastiones de la ciudadanía son los cuerpos de seguridad, como las corporaciones policiacas quienes, a diferencia de los elementos del Ejército o de la Guardia Nacional, tienen que cumplir con su trabajo de manera cotidiana en la calle prácticamente en solitario y sin mayor protección, si bien les va, que un chaleco antibalas.

De acuerdo a una nota que publicamos más adelante, en la actual administración estatal han muerto en cumplimiento de su deber 32 policías quienes, junto con los elementos de las policías que fueron muertos estando francos o fuera de servicio, suman 69, cifra en la que ya se considera a Julio Ernesto, agente de la Policía Industrial Bancaria y Auxiliar quien fue privado de la vida apenas el lunes pasado.

Son 69 familias morelenses enlutadas por haber perdido a alguno de sus integrantes por haberle apostado a trabajar de nuestro lado, como parte de ese bastión tras el cual estamos todos parapetados por la violencia rampante y en donde ya figuran miles de familias también en duelo por la misma razón.

Ciertamente la naturaleza del trabajo que decidieron desempeñar los pone en la primera fila de riesgo, como es el caso de las fuerzas armadas, pero eso no disminuye la responsabilidad de quienes han tolerado que la criminalidad no solo se pasee a sus anchas por nuestras calles, sino que, además, crea que se puede salir con la suya incluso matando policías, hecho que en otros países es un pecado imperdonable y que hace que todas las agrupaciones se solidaricen hasta dar con los responsables.

Eso no ocurre en nuestro país, la organización social Causa Común, calcula que en el presente sexenio, en todo el país, han muerto 2 mil 803 policías, en promedio 1.3 cada día; seguramente la mayoría continúa impune, como en Morelos.

En el caso del guardia Julio Ernesto, uno de sus presuntos asesinos resultó ser menor de edad y fue entregado por uno de sus familiares, solo así se da con los sospechosos en Morelos.