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Los especialistas que atienden diversos problemas de salud buscan saber qué tiene el enfermo antes de proceder con el tratamiento. En el caso de adicciones -al alcohol, a las drogas o a la comida, por ejemplo- recomiendan al paciente que, antes de cualquier cosa, asuma que tiene un problema y que busque ayuda desde esa óptica.

En estricto sentido contrario a todo lo anterior va la negación y la indiferencia, que acurre cuando se quiere creer que no hay problema o, se lo hay, se ignore con la esperanza de que desaparezca por sí solo.

La violencia y la inseguridad no van a desaparecer porque las estadísticas -que obran como un mero indicativo- presenten una ligera y esporádica baja en algunos delitos, y mucho menos cuando el desastre de la inseguridad en nuestro estado tiene años de confirmarse día con día.

Ayer, en un exabrupto de optimismo, el secretario de Gobierno, Samuel Sotelo Salgado, aseguró que en Morelos bajó en la comisión de delitos y que la entidad ya se ha colocado en el lugar 17 a nivel nacional en cuanto a la aparición de hechos delictivos. Señala que no hay que perder de vista que la violencia en un fenómeno generalizado en el país.

Afirmó que, como en el caso de Huitzilac, Temixco, Cuautla y Yecapixtla, «se han dado algunos eventos aislados pero también se tiene presencia trabajando en el combate a los delitos de alto y menor impacto en las localidades que hemos detectado como foco rojo», y en este sentido agradeció los operativos de la Guardia Nacional y las fuerzas castrenses a quienes atribuyó el descenso en las estadísticas delictivas.

Pero hay un problema: según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Morelos se cometieron 749 homicidios dolosos en el primer semestre del año, que contrastan con los 570 casos del mismo periodo en el año pasado, también los feminicidios aumentaron de 24 reconocidos oficialmente en los primeros seis meses del 2023, a 29 en el primer semestre del 2024 y las extorsiones denunciadas en la primera mitad de 2023 fueron 115, contra 165 de enero a junio del 2024, como se puede leer en la nota que publicamos más adelante. Son tres delitos de alto impacto a cuyas cifras habría su sumarle los datos de casos mal categorizados -muy frecuentes en el caso de violencia de género- y los delitos que no son denunciados y que, según el INEGI, podrían ser casi nueve de cada diez por la pérdida de confianza en las instituciones.

Ni siquiera vale la pena pedir las fuentes en las que el Secretario de Gobierno fundamenta sus dichos, o que sea más explícito y explique por qué considera como “caso aislado” la violencia que todos vivimos constantemente. Simplemente es la muestra de que se quiere vivir fuera de la realidad, en la negación y en la indiferencia.

Las afirmaciones del Secretario solo se las puede creer alguien que habite en otro país o una persona que voluntariamente quiera ser engañado. Los que tenemos confianza en que las cosas cambien para bien, sabemos que tendremos que armarnos de paciencia y que la mejoría en la seguridad solo se podrá verificar cuando la tranquilidad crezca a lo largo de los años y que la inseguridad disminuya en la misma proporción que se abate la impunidad. Son tareas de largo aliento porque los problemas se han dejado crecer por décadas.