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Crecer entre agua

Aquel río Yautepec y la gestión del territorio en el contexto climático actual.

 

El río Yautepec fue escenario de una parte importante de mi infancia. Recuerdo frecuentemente las caminatas desde la calle Curtidores hacia el mercado municipal Centenario, donde crecí jugando entre tiendas de ropa y abarrotes, o al exconvento La Asunción de María, donde estudié parte de la educación primaria. En aquel entonces, mirar hacia el río era una práctica común, ya fuera desde un antiguo puente de madera, o desde donde pasaban los coches y transportes colectivos. No importaba el sitio de observación pues los objetivos eran los mismos, alguna señal de vida acuática o simplemente la contemplación de la luz solar y como ésta se reflejaba en los grandes charcos que el río se permitía.

No lo sabía en aquel entonces, pero el río atraviesa diversas áreas urbanas y rurales siendo muy importante para el desarrollo de la agricultura y otras actividades económicas de la región. Tampoco sabía que una condición generalizada en los ríos y barrancas urbanas en Morelos y en México, es que enfrentan diversos problemas ambientales, incluyendo la contaminación por desechos domiciliarios, industriales y agrícolas. Y que sufren de la invasión de sus causes propiciando muchas veces su desbordamiento durante eventos de lluvia intensa; situación agravada por la emergencia climática actual.

En un lejano mes de agosto del año 2010, mi percepción sobre aquel río y su complejidad cambió por completo. Recibí una llamada telefónica de mis padres, que aún vivían en aquella calle, solicitando apoyo frente a las inundaciones que inminentemente se formarían en el centro de Yautepec en pocas horas. “Ahí viene la tromba” decían unos vecinos de avanzada edad con miedo de perder sus pocas pertenecías. Y así ocurrió, el 24 de agosto se registró una severa inundación debido a las fuertes lluvias de días anteriores, provocando el desbordamiento del río que ocasionó daños a la infraestructura del municipio, pérdidas humanas, la afectación de casas y fuertes daños a los negocios del mercado municipal.

Por esos años se mencionó que una condición que contribuyó para la formulación de la tragedia es la forma cónica de la subcuenca, pues acumula caudal desde aguas arriba donde justamente llueve con más frecuencia y copiosidad. Buscando una lectura personal de aquel evento, construí un sencillo sistema de información geográfica en el que observé que al centro de la población descargan dos barrancas interconectadas a una densa red de drenaje fluvial. Si bien sus condiciones podrían parecer similares, existe una diferencia en cuanto a su uso de suelo. Por un lado, la red Este se distribuye en los márgenes de dos áreas naturales protegidas federales, el parque nacional El Tepozteco y al área de protección de flora y fauna Corredor Biológico Chichinautzin y la reserva de estatal Sierra de Montenegro. La red Oeste, en cambio, se distribuye dentro de grandes zonas de cultivos de los municipios de Atlatlahucan, Tlayacapan y Totolapan.

Ahora, después de varios años como practicante de la biología de la conservación, considero que la presencia de las áreas naturales protegidas tuvo una influencia positiva para atenuar la gravedad de aquella inundación, reduciendo no sólo los caudales debido a la infiltración natural en las zonas con vegetación, si no también disminuyendo la contribución de materiales producidos por la erosión hídrica.

En este punto, me surgen algunas dudas. ¿Qué hubiera pasado si no tuviéramos aquellas áreas protegidas? Si conserváramos más decididamente nuestros ecosistemas, ¿De qué amenazas nos estaremos protegiendo? No será complejo imaginar las respuestas teniendo en frente diversos escenarios de cambio climático, que indican que los efectos más relevantes al ciclo del agua serán las variaciones en las precipitaciones, intensificación de sequías, lluvias, huracanes, afectación en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos.

*Víctor Hugo Flores Armillas (@victor.bios). Miembro fundador de Reconcilia EcoSocialA.C. Integrante de la iniciativa Valoración Social del Capital Natural de las Barrancas de Morelos.

Un grupo de personas en un barco en el agua

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