loader image

Para Carmen de la Vega, en este umbral que es una rendija de luz para nuevas imágenes, las de la memoria del corazón.

“Gracias Dios nuestro por permitirnos llegar a este 59 aniversario (de matrimonio con Carmen de la Vega).”, fueron las últimas palabras que escribió el fotógrafo Sergio Conde en su Facebook el pasado 3 de julio. Veinte días después, el 25 de julio, Sergio falleció en compañía de esa maravillosa familia que supo construir junto a su pareja, luego de una larga vida de acompañamiento.

Sergio Conde Mata nació en el Distrito Federal el 18 de noviembre de 1937, hijo de un inmigrante español asturiano, César Conde García y de la mexicana Avelina Mata Acosta. Como lo narra su hijo Federico, Sergio “estudió en el Centro Universitario México y después la carrera de Ingeniería Civil, hasta que decidió dedicarse a la asesoría financiera y a la comercialización en diversas empresas. Fue asesor en manejo de tesorerías en inversiones bursátiles en Bursamex Casa de Bolsa. El mismo espíritu emprendedor de mi abuelo.”

Sergio siempre tuvo gusto por el arte y una fascinación por las imágenes. Su hermana mayor, Silvia (religiosa se la orden de las auxiliadoras, la primera mujer no francesa directora de tal institución) fue quien le regaló una cámara y ahí empezó la odisea. En cada viaje siempre llevaba consigo llevaba una camarita, rollos fotográficos, mismos que después llevaba a revelar a la Kodak o a cualquier agencia o casa fotográfica. A Sergio le gustaba conversar con los hermanos Mayo -exiliados españoles que eran los fotógrafos acompañantes de Carmelita en sus días de reportera en el entonces Distrito Federal.

A lo largo de mi experiencia como promotor cultural, tuve la oportunidad de coincidir con Sergio y Carmelita en innumerables momentos, compartir amistades. Recuerdo un par de charlas sobre su fascinación por documentarlo todo. Lo vi especialmente en los preparativos para el Encuentro de Cronistas de 2009. No paró en fotografiar a las y los asistentes y los espacios: la Casa de la Cultura Virginia Fábregas de Yautepec y el Salón Ejidal. Nos encontramos ocasionalmente en distintos momentos y eventos artísticos, algunos de ellos estelares en todo el proceso de Cultura 33+3: capacitación, planeación, estudios, diagnósticos, conversatorios.

Después vino la pandemia, y nos dejamos de ver, pero no de conversar, con todo y los espacios que impone la distancia. Reviso mi messenguer y encuentro un par de comentarios, notas compartidas, sugerencias de lecturas. Sergio era un caballero, pero no por eso renunciaba a la firmeza en sus consideraciones políticas. Detestaba la simulación, y no reparaba en señalar a unos y otros en sus actos demagógicos o de corrupción.

En mayo de 2022, Sergio me invitó a la sesión Testimonios de Libertad. Conversaciones en torno a las artes en Cuautla, organizado por Casa de Arte, Malitzi. Arte Escénico. Aún guardo su mensaje: “Espero nos acompañes”. No pude asistir. Ahí, él y su esposa, la periodista Carmen de la Vega compartieron anécdotas y reflexiones. Su vida fue una vocación de acompañamiento y servicio. Fue un testimonio de amor y compromiso.

En la obra fotográfica de Sergio Conde, que en Morelos data desde 1986, cuando llegó a residir a Cuautla, podemos encontrar suficientes materiales para documentar la vida cultural de Cuautla , y la región centro oriente, pero también de algunos de los procesos, espacios, y agrupaciones culturales independientes o autónomos del estado de Morelos: Festival Independiente de Otoño, Encuentro Nacional de Escritores en Cuautla, Encuentro Nacional de Teatro En el nido del águila, Festival del Barro de Tlayacapan, Patronato ProOaxtepec, Festival de la Santa Cruz de Oaxtepec, Viaje al centro de los libros, Trueque de libros en Cuautla, Centro Cultural El Callejón, Foro El Andén, Museo Casa de Morelos, Pirandello Café para espectadores, Casa de la Cultura y Biblioteca Abraham Rivera Sandoval de Cuautla, Consejo Cultural Cuautla A.C, hasta el proceso de Cultura 33+3 para la creación de la Ley de Cultura y Derechos Culturales del estado de Morelos.

Junto con los acervos institucionales de Culturas Populares, el Instituto de Cultura de Morelos, después la Secretaría de Cultura (hoy de Turismo y Cultura), la Dirección General de Culturas Populares, y el Centro Regional INAH-Morelos y los Archivos Compartidos Tres Ríos, es difícil encontrar una colección en manos de fotógrafos particulares que documente la vida cultural que ha florecido en Morelos durante los últimos cinco décadas.

Por lo anterior, resulta encomiable, que su viuda, su familia y diversas instituciones sumen esfuerzos para preservar el legado fotográfico de Sergio Conde. Ello constituirá un esfuerzo por honrar su memoria y dignificar los esfuerzos colectivos, populares, comunitarios, autónomos sobre los que se sostiene la vida y el desarrollo cultural de los pueblos de Morelos.

Bajo la lente de Sergio podemos hallar un sin número de fotografías de paisajes, monumentos históricos (haciendas, conventos),fiestas tradicionales, la entrañable Máquina 279 del tren de Cuautla, y de los espacios culturales (casas de cultura, auditorios, cines, teatros, plazas públicas, centros culturales independientes, bibliotecas, parques públicos, galerías, museos comunitarios, estatales y de la federación), algunos eventos relevantes de esa pujante vida cultural morelense, y en casi todas las sesiones estatales de los encuentros del Colegio de Cronistas y de la Red Estatal de Promotores Culturales del Estado de Morelos hasta su extinción y agotamiento.

En las escenas captadas por Sergio, aparecen agrupaciones y diversos personajes que han sido protagonistas del mundo de las artes, la creación popular, y la cultura nacional y morelense, aquí algunos nombres: Pablo Ramírez Lobato, Luis de Antuñano, Abraham Rivera Sandoval, Oscar Chávez, Juan Villoro, Juan Soriano, Adalberto Ríos Szalay, Martha Ketchum, Jorge Cázares Campos, Eduardo del Río “Rius”, Tar Falfán Robinson, José Agustín, Roberto Bustos, César Ortiz Triana, Teódula Alemán Cleto “Mamá Teo”, Jaime Morales Guillén, Rosalío Estrada, Adrián Brun, Arturo Alarcón, Jon Andoni Herrera, Modesta Lavana, Marco Antonio Tafolla, Bárbara Martínez, Sinaí Arce, Eduardo Hernández, Alma Leticia Benítez, Clara Inés Pérez Pastrana, Marcos Zenteno, Edeyvi Garinda, Rubén Eduardo Soto Díaz, Yanet Lupercio Luna, Carlos Barreto Mark, Marcelina Benítez, Lidsay Mejía, Rafael Vázquez, Manolo Bello, Gilberto Rendón Ortiz, Esperanza Carrillo, Fernando Hidalgo, Carmen Gamiño, Luis Jiménez, Nora Brie Gowland, Flavio Barbosa, Mariana Barreda, Edgar Assad, Gilberto Rendón Ortiz, Norma y Liliana Abundez, su amada Carmen de la Vega, y muchas personas a las que omito por olvido, desconocimiento y falta de espacio.

Todes fueron protagonistas o invitades a departir el festín cultural que nuestra entidad ha sido a pesar de sus épocas obscuras o consecuencia, casi siempre, de la miopía de las autoridades gubernamentales. Como escribió él mismo sobre ese divino tesoro que es la juventud, a la que “El paso de los años la va transformando en el viaje a la vejez. Gracias le doy al Creador el haberme permitido llegar a viejo acompañado de mi querida familia y amigos que son como hermanos.”

Después de conocerse, y a casi un año de novios, el 7 de julio de 1959, viajando en el proletario trolebús de la Escuela de Ciencias Políticas, en Ciudad Universitaria, hasta la calle de Palenque de la Colonia Narvarte, Sergio y Carmelita caminaron de Xola hacia Morena. “Eran las 8:35 pm de esa noche tranquila, después de una semana sin verla a petición suya, cuando paré, la tomé delicadamente del brazo para detener su cadencioso andar y «suavemente’ le pregunté: ¿Qué decidiste?…. Breve silencio y con linda mirada directa a mis ojos contestó: Sí.”

Y desde entonces fueron novios. Así es la eternidad. Descanse en paz, Sergio Conde, cuya mirada nos ha legado un acervo que nos revela que en Morelos la gestión cultural y la creación artística es una tradición.

Foto en blanco y negro de una persona con un celular en la mano

Descripción generada automáticamente con confianza media

Imagen cortesía del autor