loader image

 

El paseo nocturno por el pueblo,

el croar de las ranas,

el canto intermitente de los grillos,

que acompaña desde siempre, y sin duda precede, la noche humana…

JUAN JOSÉ SAER

I

Afuera hace frío y probablemente, muy pronto, lloverá. Afuera es ya la noche y los grillos electrizan cualquier pensamiento. ¿Por qué digo esto? No lo se. Es una de esas frases que se van abriendo paso sin que pueda entender qué las hace abrirse paso. Siempre he pensado que hay algo de electricidad en ese crepitar incesante de los grillos. Lo mismo me pasa con las chicharras. Cuando era niño yo creía que su sonido laberíntico se originaba en esos enormes transformadores que penden en lo alto de algunos postes, de donde proviene el milagro de la luz. Me parece que todo está muy claro, ahora que reúno estos dos momentos, y que en el origen del mundo está la luz.

II

¿Qué sería de nuestra imaginación si nos fuera dado descifrar el idioma de los insectos? Estoy seguro que nuestra respiración y el pálpito de nuestros corazones sabrían responder. Hay una fábula en todo esto, pero también una epopeya y un haiku. Es decir, mil y una nuevas noches. Pero sólo si nos fuera dado ese milagro imposible.

III

Afuera hay un mundo que estrepitosamente se precipita al abismo. No es de hoy ese suceso. El diseño es original, desde tiempos perdidos en el tiempo ese diseño es original. ¿Qué demiurgo facineroso lo concibió? Seguramente el mismo que encendió la chispa que produjo el fuego.

IV

Nos quedaría, entonces, el habito de invocar el canto, como un ensalmo que con su bálsamo nos alivie, adormeciendo a nuestros más oscuros pensamientos. ¿Será?

V

Afuera la luna se ha escondido, pero los grillos son eternos.

Diagrama

Descripción generada automáticamente

Bake Montoya / Cortesía del autor