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Pobreza y vulnerabilidad

Héctor H. Hernández Bringas*

Morelos es un estado pobre, como lo es también buena parte del país. Pero los contrastes son muy grandes. De acuerdo con los datos de CONEVAL, el 51% de la población estatalestá en esa condición. Su tasa de pobreza en 2020 solo es superada por Chiapas, Guerrero, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala, Veracruz y Tabasco, y está claramente por encima del promedio nacional (44%). Duplica la que prevalece en estados como Colima, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León y Baja California.

Básicamente, lo que nos dice este indicador de pobreza, es que más de la mitad de los pobladores del estado tienen un ingreso inferior al costo de la canasta básica mensual y, además, tienen al menos una carencia en materia de educación, salud, alimentación, vivienda o seguridad social.Dentro de ellos están incluidos los pobres extremos, cuyo ingreso es inferior a la canasta básica y, además, padecen tres o más carencias sociales. La pobreza extrema alcanza al 8 de cada cien Morelenses.

Fuente: elaboración propia con datos de CONEVAL.

Sin embargo, la condición de pobreza no define todas las limitaciones de la población, ya que existen muchas personas que, pudiendo tener ingreso por encima de la canasta básica, presentan déficits en otros rubros sociales. O bien otras que, no teniendo carencias en salud, educación, etc. obtienen ingresos muy escasos. Se trata, en todo caso, de población vulnerable.

Pizarro Hofer advierte, sobre el tema de la vulnerabilidad:

“… Lo más distintivo de la realidad social [en América Latina] es la vulnerabilidad. Porque más allá de las condiciones de pobreza y de concentración del ingreso, propias al capitalismo subdesarrollado, la economía de mercado abierta al mundo y el repliegue productivo y social del Estado han generado un aumento de la indefensión y de la inseguridad para una gran mayoría de personas y familias de ingresos medios y bajos, las que experimentan una notable exposición a riesgos…”.

Más allá de la pobreza, la vulnerabilidad social alcanza en Morelos a 84 de cada cien habitantes. Sólo una minoría, el 16 por ciento, puede considerarse como población no vulnerable.

Venerable es quien paga una renta de vivienda que absorbe buena parte de sus ingresos; quien padece una enfermedad y no pude acceder a un hospital público y tampoco pagar uno privado, o bien que incurre en gastos catastróficos por superar un padecimiento; Vulnerable es quien no tiene servicio de agua potable o drenaje en su casa, quien no tiene acceso a los servicios de educación, por la distancia, porque tiene que trabajar o simplemente porque no es aceptado.Vulnerable es quien no consume alimentos en cantidad y calidad suficiente, quien vive al día y depende de su trabajo diario para su subsistencia, quien tiene un empleo precario. Todo ello por no hablar de la vulnerabilidad derivada de la violencia prevaleciente. La pandemia del COVID 19 también dejó en claro nuestra alta vulnerabilidad como país y como estado. 

La gente pobre es vulnerable, pero también los son amplios sectores de ingresos medios porque viven situaciones de inseguridad e indefensión. Este es el tamaño del reto de lo que debiera ser una política social en Morelos.

Pero la política social no existe, ni en Morelos ni en el país. Existe, sí, una gran demagogia con los llamados programas sociales. Casi todos esos programas, contrario a lo que dice su propaganda, se alejan del enfoque de derechos y sólo otorgan apoyos que no sacaran de la pobreza a quienes los reciben, y todos, excepto el de adultos mayores, tienen una muy baja cobertura. Los integrantes de las llamadas “clases medias”, muchos de ellos vulnerables, no sólo están fuera de los programas sociales, sino que ahora son blanco de ataque discursivo. En entregas posteriores nos ocuparemos de analizar los alcances de los programas sociales en el estado.

*Investigador del CRIM de la UNAM en Morelos.

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