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Ayer en la Universidad se dijeron cosas importantes sobre la presencia de la comunidad afrodescendiente en nuestro estado. Se dijo que estamos en deuda con ella y que aún no erradicamos el racismo, es más, que podría estar aumentando.

Los dos temas ameritan ser evaluados con detenimiento pues dejan tareas pendientes tanto para el gobierno como para las familias.

Histórica, política y hasta biológicamente se ha demostrado en más de una ocasión que, mientras la diversidad fortalece a los grupos sociales, la segregación y la endogamia la debilita.

El debate de ideas contrastantes puede dar a luz una nueva alternativa que ninguna corriente política hubiera considerado por sí sola, de la misma forma en que le evolución humana ha dependido del constante intercambio genético entre distintos grupos humanos.

La diversidad es una riqueza, no una debilidad. Y en Morelos deberíamos sentirnos orgullosos de tener el primer municipio autodenominado afrodescendiente en México,como lo es Temixco.

Además de los múltiples rezagos sociales que la comunidad afrodescendiente comparte con los grupos indígenas o poblaciones enteras habitualmente marginadas, que deberán ser atendidos por la política pública, el reconocimiento del valor de la diversidad es un tema personal y, como todo fundamento cultural, debería empezar en el seno familiar.

Si es injusto que grupos sociales permanezcan aislados del concierto estatal, con lo que todos salimos perdiendo, es triste que la segregación aún perviva incluso en ambientes universitarios.

Este es un problema social que se ha normalizado a lo largo de generaciones y que ha llegado al extremo de ser “silencioso”, es decir, que, por una parte no se puede reconocer que, con una actitud, una expresión o un acto banal, se puede expresar racismo y, por el otro lado, que se puede ser la víctima en tales situaciones y no nos damos cuenta porque ya estamos acostumbrados a ellas.

En la UAEM ayer se dijeron cosas importantes con motivo de la población afrodescendiente, pero nos mencionaron a todos. Deberíamos escucharlos.

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