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Si se cumple todo lo que se proyecta para el segundo periodo de José Luis Urióstegui al frente del Ayuntamiento de Cuernavaca, a la ciudad le habrá ido bien. No habrá transformaciones mágicas porque eso es imposible, pero sí se habrán sentado las bases para un crecimiento ordenado que le devuelva a la capital de Morelos el más importante de sus valores perdidos: el futuro.

El primer periodo de Urióstegui, que concluirá el último día de este año, sirvió para corregir muchos de los errores gravísimos que sus antecesores cometieron; el enorme endeudamiento, el alejamiento entre autoridad y ciudadanía, el abandono de la ciudad, y hasta un paulatino afeamiento que, en una ciudad turística resultaba imperdonable. Seguramente por eso la primera fase del ayuntamiento a cargo de Urióstegui y su equipo pareció tan poco importante a muchos que ignoraron la realidad del Ayuntamiento en 2021; pero a la mayoría de los habitantes de la ciudad les vino bien, la recuperación del programa de obra pública, la reducción de la deuda hasta niveles mucho más manejables, la cercanía con la ciudadanía, la recuperación de espacios públicos y del sentimiento de comunidad fueron una forma de sentar las bases para reconstruir la ciudad; una suerte de trabajo indispensable para redefinir hacia dónde quieren llevar a Cuernavaca sus habitantes.

La segunda fase, y por ello resulta tan conveniente la continuidad, será mucho más importante, empezar a construir ese futuro que la ciudad recuperó apenas y que luce tan complicado como promisorio. Complicado porque tiene que ver con el reordenamiento territorial, la recuperación del rumbo de crecimiento, el reforzamiento de la seguridad pública y la atención urgente al problema del agua, entre otras muchas tareas.

Y para ello la nueva edición de la administración Urióstegui en Cuernavaca requerirá del apoyo de todos y de un esfuerzo enorme de parte de cada funcionario municipal. Queda claro que el compromiso del alcalde existe igual que el apoyo de los diputados electos por Cuernavaca. Urióstegui tendrá que hacer una selección mucho mejor de su gabinete para garantizar, primero su respaldo en un cabildo cuya mayoría es relativa; y segundo el compromiso con trabajar por Cuernavaca de forma honesta y con todas sus capacidades, talentos y, sobre todo, resultados.

Una ventaja adicional para el alcalde reelecto es que, con un programa de gobierno municipal claro y con objetivos bien trazados, no es tan difícil saber los perfiles que requiere en cada cargo. En todo caso, habrá que ver si el próximo cabildo está integrado por regidores comprometidos con la ciudad (como la mayoría de quienes forman el actual), y de no ser así, habrá quienes lo señalen.

Más allá de ideologías, lo que requiere Cuernavaca es claro, orden y trabajo para garantizar los servicios públicos que permitan su crecimiento. Para ello hay un proyecto claro que sólo requiere un ayuntamiento a su altura.