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Es una celebración por la que nuestra nación es reconocida en el mundo entero; es la oportunidad para recordar con cariño, como si siguieran con nosotros, todos aquellos a que se nos han adelantado en el camino. Los mexicanos sabemos que siempre ayuda colocar una fotografía en el altar para que todos ellos acudan en estos días a saludarnos y desearnos lo mejor.

Sin embargo, el Día de Muertos en un estado tan cubierto de sangre como lo es el nuestro, también es un motivo para recordar la ineficacia de las instituciones y acciones gubernamentales que han permitido que muchas vidas sean segadas antes de tiempo, que no exista justicia para las familias y que cientos de ellas todavía busquen a sus desaparecidos ante la displicencia de quienes deberían, primero, evitar las ausencias y, segundo, apoyar a los civiles que hacen el trabajo que les correspondería a las instituciones.

Son muchas vidas las que se han perdido absurdamente en los últimos años en Morelos, los feminicidios y los homicidios dolosos no han hecho más que aumentar continuamente. De acuerdo con estimaciones de la asociación civil Morelos Rinde Cuentas basados en datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los casos de asesinatos de mujeres y de hombres de manera intencional y alevosa entre enero y septiembre mantienen a Morelos en el segundo lugar nacional, a pesar de que su población dista mucho de estar al mismo nivel, por eso seguramente terminará en el primer lugar cuando se contrasten la cantidad de casos con su número de habitantes. Un primer lugar, nada honorífico, que Morelos ocupa ya desde hace algunos años.

En 2023, solo considerando las cifras oficiales basadas en una denuncia oficial y una investigación en proceso, 36 familias se encuentran de luto por haber perdido a una de sus hijas, madres o esposas y 923 más extrañarán por el resto de sus vidas a un hombre de la familia.

Son personas cuyas fotos no deberían figurar en los altares de muertos de este año por haber sido víctimas de la violencia que nadie parece poder contener.

Por eso es por lo que este día cobra un matiz especial en Morelos, en donde el amor por los que ya no están se conjuga con la indignación por sus ausencias y por la falta de justicia que permita que tanto los muertos como los vivos que los recuerdan puedan descansar en paz.

Nuestra entrañable tradición del Día de Muertos, admirada por propios y extraños, debería ser un motivo de reconciliación con los hechos inevitables de la vida, como lo es la muerte. Pero en Morelos la vida parece mucho más frágil que en otros sitios, la justicia más lejana y la indignación trágicamente cercana. Indudablemente, en Morelos el Día de Muertos tiene un significado especial.