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Sin mediar explicación alguna, el Movimiento de Regeneración Nacional pospuso hasta el 10 de noviembre la fecha para revelar los nombres de los que serán, cuando los tiempos electorales lo permitan, sus candidatos a las nueve gubernaturas -incluyendo la jefatura de gobierno de la Ciudad de México- que se disputarán el próximo año.

En todas las entidades en las que se elegirá a gobernador se esperaba con ansia el próximo lunes, fecha originalmente establecida para que de las chimeneas morenistas se alzara el tan anhelado humo blanco, y esta modificación seguramente desesperará a más de uno de los aspirantes y a sus seguidores, que ya habían bloqueado en sus respectivas agendas el lunes 30 de octubre.

El proceso interno del partido mayoritario desde un principio se ha visto tropezado por la poca previsión de sus dirigencias y postergar por diez días la fecha de la definición parece sumarse al rosario de improvisaciones y correcciones que han tenido que hacer sobre la marcha.

Los problemas empezaron desde las convocatorias plagadas de rincones oscuros -como el asunto de la paridad de género y la ausencia de reglas para los partidos aliados de Morena- que se tuvieron que ir solucionando sobre las rodillas conforme las eventualidades se encontraban en el camino.

Precisamente la determinación del INE con respecto a la cuota de género que los partidos y coaliciones deberán cumplir para hacer equitativa la participación de las mujeres en la contienda electoral y en los cargos de elección popular en disputa, tuvo mucho que ver con esta nueva decisión de Morena.

Prácticamente a dos días de que supuestamente se dieran a conocer los resultados de la encuesta mediante la cual se definirían las candidaturas definitivas, sería de esperar que ya se hubiera concluido tal ejercicio y que sus resultados o ya se tuvieran o estuvieran a punto de tenerse; finalmente el partido solo pospuso el anuncio por lo que, muy probablemente, lo que se estará negociando será la repartición de las candidaturas en razón de género.

Hace unas semanas, tras dar a conocer la convocatoria para las elecciones locales, Mario Delgado advirtió que el Comité Nacional de Elecciones sería la última autoridad en la decisión de las candidaturas y que no necesariamente sería nombrado quien hubiera ganado la encuesta a nivel local, lo que se apreció como una válvula de seguridad precisamente por la cuestión de la equidad de género pero que hizo levantar más de una ceja, pues ponía en duda la utilidad de la dichosa encuesta.

En fin, el partido mayoritario conoce bien el peso electoral de sus colores y se está tomando las cosas con calma para no despertar más descontentos a su interior que los que ya se han generado por la propia logística que se impuso a sí mismo. Ahora, el retraso deja espacio para las malas y peores lenguas y cualquiera podría pensar que algo no les cuadró. Ahora solo resta recomendar paciencia y un té de tila para todos los aspirantes.