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Ayer las cámaras empresariales Canacintra y Canaco-Servytur coincidieron en señalar dos problemas que enfrenta el tema laboral en nuestro estado. Para la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo resulta lamentable que la informalidad se haya apoderado del mercado laboral dejando al comercio establecido toda la carga impositiva con la que sobrevive el estado, además, apuntó, la informalidad arrastra la competitividad estatal y en las últimas fechas ésta ha hecho que Morelos descienda cuatro sitios en el comparativo nacional en la materia.

Por su parte, La Cámara Nacional de la Industria de la Transformación señaló que la carencia de mano de obra en el estado es ya un grave contratiempo para las empresas morelenses. Parece ser que los jóvenes son de una generación un tanto inconforme y quizá demasiado preocupada por el entorno y el clima laborales, lo que los hace renunciar rápidamente y en ocasiones sin justificación alguna.

Pareciera que la seguridad laboral y los beneficios que conlleva ser parte de los trabajadores formales como servicios médicos, pensiones y estabilidad ya no le llaman la atención a las nuevas generaciones que quizá busquen ganarse la vida de otra forma.

Este punto de vista parece reforzarse por el hecho de que, ayer también, se informó que 116 trabajadores cañeros se quedarán sin trabajo a pesar de estar apoyados por un sindicato, pues resulta que la organización, para recibir los incrementos salariales que negociaba, tuvo que aceptar la disminución de las plazas.

Como si no le sobraran ya, el tema del empleo también es un problema importante en nuestro estado. Aquí el 65.7 por ciento de la gente que recibe ingresos por una actividad lícita, lo hace en la economía informal, esa que no paga impuestos ni cotiza al IMSS.

Y no es que seamos flojos o queramos evadir impuestos. De acuerdo al Índice de Competitividad Estatal 2024 del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) en Morelos se trabaja más que en otras partes pero se pagan salarios más bajos que la media nacional. El 27% de la población ocupada trabaja jornadas laborales mayores de 48 horas, pero el ingreso promedio de los trabajadores de tiempo completo en Morelos es de apenas siete mil 770 pesos, el quinto peor en el país.

Y, para tener el retrato completo, de acuerdo a estimaciones de la organización “México, cómo vamos”, a partir de datos del INEGI y del CONEVAL, al 45.95 por ciento de los trabajadores morelenses no les alcanza lo que perciben ni siquiera para comprar la canasta básica, por lo que se ubican en el rango de “pobreza laboral” , es decir, que su trabajo no les da ni para comer.

Es por eso por lo que puede proliferar la informalidad y que muchos jóvenes prefieran arriesgarse en actividades ilícitas. Lo que señalan, con justicia, los empresarios es solamente la punta del iceberg del gran problema laboral en Morelos, uno de tantos que se han agudizado por la desatención y por la ausencia de políticas públicas eficientes, y que se ha complicado al grado de que será casi imposible remediar en la próxima administración, pero que debe atenderse con urgencia pues, como todos los grandes problemas, atraviesa a todos los sectores y es un cáncer para la economía estatal.