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En su Índice de Competitividad Estatal 2024, el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) revela que en nuestro estado los trabajadores ganan alrededor de 2 mil pesos menos que el promedio nacional.

La disparidad o brecha salarial regional es un fenómeno económico natural que refleja las condiciones materiales y contexto productivo en la que se desarrollan las actividades económicas de diversos estados; es conocido la disparidad salarial entre el norte y el sur del país o entre áreas urbanas y rurales, pero en nuestro estado hay algo que no termina por encajar y que, más bien, podría reflejar una consistente historia de descuidos de la política de desarrollo interno.

La infraestructura, los servicios disponibles, la concentración industrial, el nivel educativo y hasta las regulaciones laborales estatales son algunos de los factores que influyen en los montos de las remuneraciones y, en el caso de Morelos, con una ubicación geográfica estratégica que potenciaría la actividad comercial, importante infraestructura turística que atrae recursos, instituciones educativas de alto nivel académico, incluso nuestra vocación productiva que ha cambiado en los últimos años de eminentemente agraria al sector terciario, permitiría pensar que hay algo anómalo en la situación salarial en la que vivimos.

La importancia de contar con más recursos a nivel familiar es central para la economía pues se fomenta la producción y el pago de impuestos y, desde luego, el bienestar personal que podría disuadir a algunos a incursionar en el terreno del dinero fácil.

Y es ahí en donde entran las políticas estatales que podrían influir en la situación salarial del estado como incentivos fiscales para atraer empresas, y fomentar el desarrollo y consolidación de las micro, pequeñas y medianas empresas; impulsar la capacitación laboral, premiar a las empresas que la fomenten, apoyar la inclusión laboral y hasta mejorar el transporte público, de bienes y personas, al interior del estado, son algunas de las acciones que podrían emprender para mejorar la economía estatal y, con ella, el nivel salarial de los morelenses.

La disparidad salarial regional resulta de una combinación de factores económicos, sociales y políticos. Comprenderlos para el diseño políticas económicas y de gobierno podría marcar un parteaguas en un estado que, como el nuestro, tiene todo el potencial para una vida mejor, lo que ha faltado es que alguien se dé cuenta de eso y actúe en consecuencia.