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En las últimas semanas hemos sido testigos de los esfuerzos mayúsculos que el Mando Unificado de Incendios Forestales -instancia que conforman la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) del gobierno estatal, la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la Coordinación Estatal de Protección Civil Morelos (CEPCM) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp)-, los brigadistas municipales y hasta ciudadanos voluntarios, han desarrollado para combatir la decenas de siniestros que se han desatado en nuestro estado.

A nivel nacional la aparición de incendios forestales se ha incrementado en los últimos días, y de acuerdo a información del Sistema Nacional de Información Forestal de la Conafor, hasta el 14 de mayo había 214 conflagraciones activas; en cuatro estados hay por lo menos 20 incendios forestales en estos momentos en cada uno de ellos.

En Morelos, parece que se controla un incendio y se declara otro. En lo que va del año, ha habido incendios forestales en diversos municipios, en los que también se han tenido que combatir incendios urbanos como los que hay constantemente en Cuernavaca. Ya son cientos de hectáreas de bosque y campo que se han visto afectadas. Tan solo en el i paraje “Lechuguillas”, de Huitzilac, en el mes pasado se calculaba que el fuego había consumido por lo menos 817 hectáreas del ecosistema de bosque de pino y oyamel del Corredor Biológico Chichinautzin y Parque Nacional Lagunas de Zempoala.

La sequía y las altas temperaturas facilitan que haya incendios espontáneos, pero los descuidos y las malas prácticas agrícolas también hacen lo suyo. Morelos es una yesca a punto de arder y no necesita ayuda de nadie. Por eso es preocupante que en Jiutepec haya indicios de que la renovación del incendio del basurero clandestino de Tezontepec haya sido provocada.

Ese incendio en particular, de larga duración por las características particulares del terreno y por la naturaleza de los desechos que se fueron acumulando, ha sido un dolor de cabeza permanente para el municipio, tanto para los vecinos como para las autoridades. Y, cuando ya se pensaba en las medidas de remediación y se habían conseguido los recursos para llevarlas a cabo, el pasado martes volvió a arder.

El alcalde David Ortiz señaló que la renovación del fuego tenía trazas de haber sido provocado “por motivos aparentemente políticos” y ayer Protección Civil del Estado confirmó que el incendio se debía a la “acumulación de material combustible por parte de terceras personas”; afortunadamente el fuego fue superficial y se pudo controlar, y eso es importante porque el incendio en Tezontepec, ese que duró meses, era subterráneo y de muy difícil extinción.

Literalmente, Morelos es un horno que no está para bollos, el fuego no necesita de la iniciativa de nadie y en cualquier momento cualquier siniestro se puede salir de control con consecuencias imprevisibles. Es necesario que el caso de Tezontepec se investigue y se castigue pues es muestra de una enorme irresponsabilidad que pudo haber desembocado en una tragedia mayor y, si fue con intereses políticos, sería todavía peor pues alguien tuvo la iniciativa criminal de dañar la salud y el patrimonio de los vecinos de la zona por manchar una simple campaña política, y todos necesitamos saber quién se atreve a tanto.