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Hasta pocos minutos antes de que el PREP del IMPEPAC suspendiera su actualización, se consideraba que, sin contar casillas especiales, había acudido a votar casi el 57 por ciento de los electores que figuran en la lista nominal en nuestro estado.

Los que salimos ayer a la casilla nos encontramos largas filas de vecinos que a pesar del sol esperaban su turno para votar. Algunos funcionarios de casilla nos comentaron que fue frecuente que, en algunos lugares, la “cola” se había comenzado a formar desde antes que se abrieran los sitios de votación.

En todo el país, los mexicanos respondimos al llamado de las urnas y atendimos -por lo menos en un gran porcentaje- nuestra responsabilidad cívica de elegir a quienes tendrán el privilegio de gobernarnos, de decidir políticas, prioridades, rumbos y metas que habrán de influir en la vida de la nación y en el desarrollo de nuestro estado.

Seguramente, todos los vecinos que acudieron el domingo a sufragar lo hicieron convencidos de que su voto cuenta y que esa es la forma en la que un sistema democrático le da voz a la ciudadanía, no los chantajes ni las amenazas. Los ciudadanos morelenses disfrutaron de una genuina fiesta en paz y con optimismo.

Por la tarde aun había muchas personas acudiendo a votar y, quien se haya dado una vuelta por las casillas por ahí de las seis, pudo encontrar urnas rebosantes de voluntades dobladas en cuatro y depositadas con esperanza.

Los morelenses lograron que las elecciones del 2 de junio de 2024 fueran un éxito y se empeñaron en ello amas de casa, estudiantes, campesinos, padres de familia y todos los que conforman una sociedad vital y voluntariosa como la morelense.

Como se sabía desde un principio, en las elecciones solo hay medalla para el primer lugar y, por el bienestar de todos, debemos cerrar filas con ellos. Como parte de la misma sociedad, incluso los que votaron por otras alternativas, deben asumir que sus vecinos y paisanos, en conjunto, tomaron una decisión que habrá de prolongarse varios años en el futuro y que el desarrollo de la comunidad, el imperio de la justicia y de la equidad y el combate a la violencia y a la impunidad son tareas que compartimos todos, aunque confiamos en que nuestros gobernantes tengan la suficiente sabiduría para marcar la dirección correcta.

De ese es el tamaño del reto de los triunfadores: tienen sobre sus hombros el entusiasmo con que sus próximos gobernados acudieron a decidir, también el esfuerzo de los ciudadanos que también fungieron como funcionarios de casilla y observadores, y hasta los que hicieron posible que cada boleta y urna también llegaran a tiempo para la cita del 2 de junio; pero, sobre todo, tienen la responsabilidad de responder no solo a la voluntad de los votantes, sino a la esperanza de todos los morelenses aunque nunca sepan si votaron, o no, por ellos.