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La gobernadora electa, Margarita González Saravia, ha aparecido continuamente en los últimos días en diversas actividades públicas demostrando que tiene una clara noción de lo que le duele al estado y de que tiene propuestas y planes para iniciar exitosamente su administración.

Terminar por fin la monumental obra inmobiliaria en Temixo -y acabar el “Puente sin Fin” de una vez por todas -, reactivar el aeropuerto, iniciar una profunda reestructuración en el aparato de gobierno -tema que da para mucha tinta pues incluye nuevas dependencias estatales y afinar algunas de las que ya están- y hasta una reformulación del esquema de seguridad, son algunos de los proyectos que podrían marcar un antes y un después en nuestro estado. Las expectativas son altas y los deseos de que prosperen, aún más.

Por otro lado, la moribunda LV Legislatura del Congreso estatal, que experimentará una profunda reconfiguración dados los resultados de las pasadas elecciones, mete el pie en la puerta que se cierra tras ella y pretende efectuar cambios específicos para que el partido mayoritario, Morena, no pueda ocupar simultáneamente los principales cargos de dirección en la Cámara de Diputados.

Se podría alegar de que se pretende conservar la pluralidad política que aún existe en nuestro estado pero tal argumento se cae porque es hasta ahora, cuando la mayoría ya siente el frío de la calle, que reparan en ese detalle. Obviamente, como escribe Daniel Martínez Castellanos en su columna del día de hoy, la iniciativa tiene nombre y apellido y ambos son de naturaleza política, no de justicia social o algo por el estilo, se trata de arañar lo que se pueda del poder de decisión al interior del Congreso en el que predominará un solo color, y algunos diputados actuales pretenden tener poder de decisión al interior del Congreso.

Lo preocupante del caso son los resultados y logros de la LV Legislatura que, entre las más notables está el retiro dorado de los jueces y la prolongación del periodo del actual magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia a pesar de todos sus antecedentes, también el Congreso fue quien decidió avalar las nuevas magistraturas entre las que figuran las esposas del Magistrado Presidente del TSJ y del Fiscal General del Estado, a quien, por cierto, defendieron a capa y espada a pesar del desafuero federal.

Desde luego también está el perpetuo divorcio con la administración estatal de Blanco Bravo que el Congreso -señaladamente algunos de sus miembros- mantuvieron no tanto por la forma de trabajar del gobernador saliente, sino principalmente para llevar agua a su molino y cuidar feudos personales y familiares, y que convirtió en una pasarela por la Suprema Corte de Justica cada aprobación del presupuesto estatal.

Si el gobierno de Cuauhtémoc Blanco será recordado como una de las peores administraciones en Morelos, la LV correrá la misma suerte en cuanto a Legislaturas.

Hay planes, propuestas y proyecto, lo malo es que ya se asomó la intención de poner el freno de mano desde el Legislativo a la nueva administración.