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La actual administración estatal le ha aumentado varios niveles al asombro popular al grado que los morelenses ya ni siquiera levantan la ceja ante los despropósitos y descuidos más evidentes de los funcionarios estatales.

Hay casos emblemáticos como el del IEBEM que mantenía en la nómina a asesores de alto sueldo pero les regateaba su pensión a las maestras retiradas o a los profesores de la Pedagógica; están las autoridades de salud que también se olvidan de que los combatientes del dengue o los médicos del sistema IMSS-Bienestar tienen que comer y retrasan sus pagos hasta que se arma un escándalo por los paros activos que fomentan.

Para ser sinceros, no solo en el Ejecutivo se cuecen habas, el Judicial se debate entre sus propias contradicciones cuando dobla las leyes siempre y cuando sean en su beneficio o para liberar a supuestos delincuentes, justo de lo que está señalado por sus propios pares el Magistrado Presidente y, por su parte, el Legislativo olvida en la papelera asuntos de la mayor importancia estatal -habrá momento de hacer un recuento, quizá en la próxima Legislatura- haciendo gala de ser uno de los cuerpos colegiados más improductivos a nivel nacional, pero se obstina en empujar leyes que son de lo más impopulares por beneficiar solo a un sector de la población.

Esa ha sido la realidad de los últimos años, marcados por el hecho de que muchos anteponen sus intereses personales a los del estado y los de sus ciudadanos.

Justo en este sentido, en el diario oficial del Estado se publicó ayer un acuerdo en el que se premia a los infractores para que aprendan los que respetan la ley. El gobernador Cuauhtémoc Blanco y sus secretarios de Gobierno y de Hacienda, perdonaron a los propietarios y poseedores de vehículos automotores del transporte público el pago de multas por verificación vehicular extemporánea o por ser ostensiblemente contaminantes, esto, se lee en el acuerdo, “con el afán de promover una cultura de protección al ambiente y en particular la preservación de la calidad del aire en nuestra Entidad, el presente instrumento tiene por objeto apoyar la reactivación económica del Estado y a su vez velar por la protección y equilibrio ecológico, considerando pertinente condonar a los propietarios y poseedores de vehículos destinados al transporte público de personas, con o sin itinerario fijo; las multas a las que se hayan hecho acreedores por verificación vehicular extemporánea o ser ostensiblemente contaminantes”.

Es posible suponer que usaron un acuerdo tipo, un “machote”, al que hicieron el popular “cut and paste” pues no se entiende cómo se piensa reactivar la economía condonando multas ni como el transporte público que incumple con sus obligaciones de verificación o son “ostensiblemente contaminantes” beneficia “la preservación de la calidad del aire en nuestra Entidad”. ¿Habrán leído lo que firmaron?

Por eso es que los morelenses ya no nos asombramos a la primera y por eso tampoco es de extrañar que se comience a pensar mal -que ya es deporte estatal- y alguien se malicie y crea que hay gato encerrado; por lo pronto, todos los infractores particulares, que quedaron fuera del generoso acuerdo que ayer obsequió el Ejecutivo para proteger la calidad del aire agasajando a quienes lo contaminan.