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Dado el perfil personal del gobernador, Cuauhtémoc Blanco Bravo, y del resto de su gabinete, nadie podría haber esperado que la administración que está por concluir fuera de algún impulso a la ciencia y tecnología. Sin embargo, tampoco había motivos para pensar que el liderazgo de Morelos en ambas materias se pondría en peligro, habría bastado con dejar a los científicos organizarse y trabajar a gusto para no comprometer la privilegiada posición del estado en un sector que sigue siendo una buena apuesta de futuro para el estado.

Pero no pudieron dejarlo así.

El primer director del Consejo de Ciencia y Tecnología de Morelos en la administración de Cuauhtémoc Blanco fue el ex rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Alejandro Vera Jiménez quien determinó asignar la mitad del presupuesto para proyectos de investigación del estado al suyo. No duró mucho en el cargo porque renunció entre múltiples acusaciones de corrupción en su anterior encargo.

Luego vinieron cambios y manoseos que ubicaron al consejo estatal en una vorágine de abusos y corrupción que, denunciados por los trabajadores en las vías institucionales, se siguieron permitiendo hasta obligar a la protesta en forma de boicot de la comunidad de investigadores y trabajadores del sector contra las actividades que el estado supone organizar para promover la creación y difusión del conocimiento científicos en el estado.

Las denuncias existen y no han sido atendidas en años y en la misma medida, la credibilidad y producción del Consejo de Ciencia y Tecnología local han caído a niveles que resultan impermisibles para un estado privilegiado en materia de pensamiento y creación de conocimiento.

Por fortuna tenemos a las universidades autónomas, UAEM y UNAM, y a institutos de investigaciones del gobierno federal que podrían hacer ver a la pequeñez y disminuida relevancia del consejo local como un pecado menor. Pero con más rigor tendría que verse como una oportunidad perdida a la que se han destinado 60 millones de pesos en la actual administración, casi 13 de ellos en 2024, dinero cuyo destino no ha sido evaluado en términos de costo-beneficio.

El Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Morelos tendría que funcionar mucho mejor, convertirlo en el nido de corrupción y abusos que denuncian los trabajadores es uno de los crímenes de la actual administración.

Las administraciones estatal y federal terminan con el mes de septiembre y las que entran el primer día de octubre parecen tener un compromiso verdadero real con la ciencia y tecnología. Así lo demuestra la creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación que la presidenta electa, Claudia Sheinbaum encargó a Rosaura Ruiz Gutiérrez; pero también los compromisos asumidos en campaña por la gobernadora electa, Margarita González Saravia, el consejo de ciencia local parece tener un futuro real, y para ello, hay que limpiarlo primero.