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Después de mucho suspenso, Morena dará a conocer hoy a quienes encabezarán sus Comités Estatales de Defensa de la Cuarta Transformación que casi seguramente serán los candidatos de la coalición conformada por ese partido, el Verde Ecologista y el Partido del Trabajo, más alianzas locales.

Morena ha ido afinando sus procedimientos de designación de candidaturas sobre la marcha, por lo que ni siquiera están seguros quienes ganen las encuestas locales: primero habrá que atender el criterio de paridad de género, en el que, por instrucción de la autoridad electoral -y confirmada por la autoridad judicial en la materia- las nueve candidaturas a las gubernaturas deberán contener a cinco mujeres y cuatro hombres, aunque en las encuestas locales hayan participado indistintamente.

Con los resultados de las encuestas locales, que se harán del conocimiento de todos los que fueron seleccionados como aspirantes definitivos, el partido definirá en cuáles entidades les conviene más llevar candidatas y en cuáles, candidatos, con el agravante de que el INE vacunó a todos los partidos contra una decisión tomada por el peso electoral de cada entidad: no se podrán reservar para un solo género las entidades con mayor número de votantes.

Por eso, Morena ha buscado curarse en salud y antes de que se alborote -aún más- el gallinero, ya anunció que a los aspirantes que hayan ganado sus respectivas encuestas pero que tengan que ser sustituidos -o sustituidas- por otro aspirante para atender el principio de paridad, se le otorgará como premio de consolación una candidatura al Senado de la República de manera directa. Decisión que no se encuentra en la convocatoria para las candidaturas al Senado.

Como decíamos arriba: todo se ha hecho sobre las rodillas conforme se presentan las situaciones. Un caso para el morbo sería ¿cómo se hubiera considerado al único aspirante “de género no binario” que figuraba entre las 285 personas que se inscribieron para participar a nivel nacional en este proceso de definición de candidaturas? Y, si acaso quedó ¿podría resultar que por él -o ella- se definiera el principio de paridad? De hecho, ¿cómo consideran las autoridades electorales a las personas no binarias, por el sexo con el que nacieron o por el que prefieren en la vida?

Parece un caso para el anecdotario, pero quizá sea una situación a la que habría que prestar mayor atención; seguramente hace unos años -semanas, si le preguntan a Morena y al resto de los partidos políticos – a nadie le preocupaba la paridad de género hasta que el INE se puso enérgico.

Sin ser aves de mal agüero, se puede vaticinar una nueva oleada de inconformidades en torno a todo el proceso, pues es muy de la política mexicana aceptar sin rechistar lo que nos conviene, igual que inconformarnos airadamente cuando las decisiones son en nuestra contra, y ahí no hay pactos de unidad, civilidad y no agresión, aunque, para participar, se hayan firmado con sangre.

Si Morena ha sabido mantenernos en vilo como en película de suspenso tipo Hitchcock, esperemos que después esto no se convierta en un film de acción y después en un melodrama. También esperemos que aprendan de todas estas situaciones porque ahí vienen las candidaturas al Senado, a las diputaciones federales, las locales y para las presidencias municipales, y deberían prever que quizá no les alcancen los premios de consolación.