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Al admitir que el 2024 ha superado ya en más de 30% el número de homicidios dolosos de los primeros meses del año anterior, el más violento en la historia reciente de Morelos, el comisionado de Seguridad Pública del estado, José Ortiz Guarneros usa su particular estilo para recordar que ya lo había avisado, desde el principio de año y, si uno revisa sus declaraciones, desde mucho antes porque ya el año pasado advertía que la violencia aumentaría conforme se acercara el proceso electoral en el que, teoriza, los grupos criminales buscan tener participación generando sensaciones de hastío en el electorado para que vote por candidatos que les resultan convenientes.

Procuramos no adjetivar las declaraciones del comisionado, igual que ninguna otra; la calificación de ellas la tiene la ciudadanía. Pero lo que sin duda parece extraño es que, conociendo tales riesgos y teniendo un mapa, aparentemente muy competente de la actividad criminal en cada región del estado, Ortiz Guarneros no haya procurado acciones para contrarrestar los efectos de la acción de los delincuentes que, hasta ahora, habrían costado 693 vidas, un promedio de cinco cada uno de los días de este 2024.

A más de cinco años a cargo de la policía de Morelos, Ortiz Guarneros ha permitido crecer la violencia en el estado a casi el doble de lo que ocurría en el también muy sangriento sexenio de Graco Ramírez. Mucho más graves es que, a pesar del evidente fracaso en la pacificación de Morelos y el combate a la violencia, el comisionado se ha rehusado a modificar la estrategia de seguridad que, desde el primer día de la administración de Cuauhtémoc Blanco se impuso y que ya en los primeros meses evidenciaba fallas graves.

Y en medio de la ola de violencia, el comisionado asegura que no hay riesgo de que la violencia empañe las elecciones porque se está cuidando a los candidatos en riesgo. Las declaraciones suenan a burla cuando solo este año se ha asesinado a un aspirante a diputado y dos familiares de candidatos; además, se han reportado por lo menos cuatro ataques a balazos contra precandidatos y candidatos de tres partidos políticos, y más de una treintena de participantes directos en la elección han solicitado protección debido a amenazas; mientras otros han sido amenazados, pero decidieron contratar servicios privados de protección.

La jornada electoral será segura, no por un logro del comisionado y su estrategia, sino porque cientos de miles de ciudadanos acudirán a las urnas, otras decenas de miles cuidarán las casillas donde se recibirán y contarán los votos, y porque Morelos ha dado ejemplo de participación democrática pacífica bajo cualquier circunstancia. Esa es la garantía de paz social en el estado, no la desastrosa autoridad sino la acción ciudadana.

La comisión de Seguridad sólo ha servido para advertirnos que, como de costumbre, no hará bien su trabajo.