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A pesar de que hay sobrados motivos para llamar a comparecer al Fiscal General del Estado, el Legislativo esperó a que éste presentara su habitual informe semestral para hacerle algunos cuestionamientos, 13 días después de salir del penal del Altiplano en el Estado de México.

Desde luego hay muchos asuntos pendientes en materia de procuración de justicia, la inseguridad no ha amainado ni ha disminuido la violencia. Los casos no han dejado de acumularse en la FGE. Situación que fue reprochada desde la galería, en donde aparecieron algunas pancartas que le reclamaban la poca efectividad de la labor de la Fiscalía pero que, de acuerdo con algunas versiones periodísticas, algunos colaboradores de Carmona Gándara fueron a confiscar o de plano a romper.

No se puede fingir que aquí no ha pasado nada. Pero fueron pocos los diputados que se atrevieron a preguntarle sobre su situación personal y el lío que hay en la Fiscalía Anticorrupción.

La legisladora Gordillo Vega le preguntó sobre lo que piensa hacer la institución “ante las trasgresiones de la soberanía estatal” y sobre la “toma” de la Fiscalía Anticorrupción; el diputado Solís Serrano cuestionó a Carmona sobre si ha considerado separarse del cargo para así “poder atender y enfrentar los diversos procesos penales instalados en su contra”, pero la respuesta de Carmona no despejó ninguna incógnita: “hay señalamientos en mi contra, con todo respeto, voy a limpiar mi nombre, me estoy defendiendo con la ley en la mano, no hay resentimiento”.

Resulta paradójico que uno de los principales pendientes de la FGE -la investigación del feminicidio de la diputada Gabriela Marín, hace un año- resultara la tabla de salvación para cambiar de tema; de hecho se estuvo regresando al asunto a lo largo del informe.

En las últimas semanas, el estado de Morelos y sus instituciones y poderes han estado en el candelero noticioso nacional. Las acusaciones en contra de un alto funcionario de nuestro estado ameritan una explicación pública y ayer se perdió esa oportunidad en el Congreso, el cual, como el propio Fiscal General, deberían entender que no se está acusando a un civil común y corriente, sino al titular de una de las instituciones de mayor importancia para la impartición de justicia en Morelos. De hecho, gracias a ese nivel y carácter, Uriel Carmona Gándara logró salir de la cárcel, lugar que, según la opinión de muchos, nunca debió visitar por esas mismas razones.

Desde luego, es importante el avance de los casos y el uso de los recursos, pero deja mucho qué desear que se quiera tapar el sol con un dedo rompiendo pancartas o que prevalezca un pacto de silencio -real o implícito- para no tratar algunos temas de urgencia para la propia institución de la Fiscalía. El de ayer no debió ser un informe como cualquier otro, era el momento para establecer una postura, ya sea del funcionario acusado o de uno de los poderes del estado, que supuestamente fue agraviado en su soberanía.

Otro de los poderes estatales, el Ejecutivo, quizá sabía que así iba ser la tónica de ayer pues, sin que fuera una casualidad, pidió formalmente al Congreso la deposición de Uriel Carmona.