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El presidente Andrés Manuel López Obrador concluirá hoy por la mañana la que es su última visita como mandatario a Morelos, un estado que le tiene un cariño especial como demuestran no solo les múltiples escenas de abrazos y apapachos con ciudadanos en sus giras, sino también los resultados electorales: cada vez que los morelenses han podido votar por el tabasqueño ha ganado abrumadoramente en los cinco distritos federales del estado.

La última visita del presidente se acompañó con la primera de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien ya con más hilos en sus manos puede ir tejiendo, junto con la gobernadora electa, Margarita González Saravia, proyectos específicos y políticas públicas extensas para Morelos. Eso convirtió a esta, la última de las giras del mandatario por el estado, en la más importante de todas, parte porque se supervisaron los avances de las acciones del gobierno federal en Morelos que, en medio de los escándalos políticos locales, se habían diluido en la opinión pública; y otra porque presidente y presidenta electa lo dijeron, hay una garantía de continuidad en las acciones, programas sociales, personalidad y espíritu del gobierno federal que, ahora sí prometen verse traducidos en Morelos con una gobernadora electa, Margarita González Saravia enarbola los mismos principios, pero también el espíritu de trabajo y la sensibilidad política que en Morelos se ha extrañado hace más de doce años.

El presidente aseguró irse satisfecho porque el país queda en buenas manos, horas antes, en su conferencia de prensa hizo un augurio de lo bien que le iría a Morelos con Margarita González Saravia como gobernadora. Se va tranquilo porque el pueblo decidió por la justicia, aseguró.

López Obrador vino a Morelos a despedirse como presidente y aquí decidió evaluar los avances de los programas de Desarrollo Territorial, Reconstrucción y Universidades para el Bienestar; aprovechó también para darse una vuelta por la única mega obra que la realidad de Morelos en el sexenio que está por fenecer permitió realizar, el polémico Puente sin Fin, que está programado para concluirse como un proyecto con desarrollo habitacional en septiembre próximo, apenas unos días antes de que entregue la banda presidencial.

El público en Tlaquiltenango fue una parte del resumen de la relación de López Obrador, Claudia Sheinbaum, Margarita González Saravia y hasta Cuauhtémoc Blanco con la gente de Morelos. Para el presidente hubo porras, aplausos, la gente se reía con sus bromas. Claudia y Margarita recibieron el cariño esperanzado disfrazado de aplausos. Cuauhtémoc Blanco, rechiflas y abucheos producto más de su gestión como gobernante que de cualquier armado electorero.

La otra parte estuvo en cada punto del primer día de la gira, la cooperación y buena voluntad de Margarita, Claudia y Andrés Manuel contrastaron con la lejanía y ausencia en la práctica de Cuauhtémoc Blanco quien apenas por protocolo fue requerido para hablar unos minutos y dar la bienvenida al presidente, la presidenta y la gobernadora electas en Tlaquiltenango. La gira también fue, por cierto, probablemente el último acto político del gobernador Blanco quien, a diferencia del presidente dejará Morelos sin haberse ganado el cariño de casi nadie.