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La irresponsabilidad de la actual administración estatal, acrecentada por la distracción del proceso electoral en donde los funcionarios sienten la necesidad de hacerse presentes y levantar el cuello para que los candidatos los vean levantando mantas y ondeando con mayor fuerza que nadie las banderolas de sus partidos, ha llevado a casos tan asombrosos como que se les dejen de pagar a los fumigadores que nos defienden contra el dengue

El sector educativo y el de la salud están de cabeza, lo que ha hecho que los profesores y los profesionales médicos y en general los trabajadores de hospitales del sector público, desde hace semanas, se organicen en marchas -como la del magisterio para mejorar precisamente las condiciones de los servicios de salud que se les brindan- y, ahora, de los propios médicos, enfermeras y manuales hospitalarios quienes señalan las carencias que sufren y demandan respeto no solo a sus derechos laborales sino hasta acuerdos que se habían alcanzado con autoridades.

En ese contexto, el Presidente de la República en su rápida visita para supervisar los avances del nuevo modelo de salud -que es, en parte, la razón de algunas de las inconformidades del sector, por el incumplimiento en la transición al nuevo IMSS-Bienestar- consideró que las quejas podrían obedecer fines electorales.

Ciertamente en la temporada electoral, así como algunos organizan mítines en apoyo a los candidatos, otros organizan protestas para señalar sus necesidades, quizá con la esperanza de que alguno de los candidatos a los puestos de elección, acceda a prometerles que, cuando gane, los atenderá y les solucionará todos sus problemas.

Sin embargo, la problemática de algunos sectores que Morelos debe compartir con muchos otros estados, aquí se complica más por la ineficiencia que ha demostrado durante los últimos años la administración estatal. Un ejemplo claro es la inseguridad, la violencia y la impunidad, flagelos en los que destaca nuestro estado en las listas de información oficial.

Y hay muchos otros temas, como el de la ecología, la prevención de los incendios forestales, el impulso a la empresa -se recordará la abortada iniciativa de aumentar los impuestos al empleo, impulsada por el gobierno estatal-; apoyos al campo -nulos, a pesar de en amplias zonas la mayoría de los campesinos morelenses perdieron la totalidad de sus últimas cosechas-, y así nos podríamos seguir.

El Presidente de la Republica tiene razón: en agua revuelta la ganancia es de los pescadores pero, por lo menos en Morelos, nadie se ha preocupado por mantener las aguas en paz y los descuidos generan malestar, como es el caso mencionado de la cuadrilla de fumigadores que, como los médicos y enfermeras, decidieron protestar de brazos caídos por el retraso de sus salarios, no hace mucho. Por eso, por lo menos para evitarnos pasar vergüenzas, el gobierno estatal debería atender aunque sea las urgencias y procurar dejar a alguien en la oficina para que conteste el teléfono.