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La barrera más grande para la inclusión de las personas con discapacidad es de actitudes como la ignorancia, los estereotipos, la sobreprotección, la subestimación y hasta las modas que, sin estudios suficientes, generan espacios no accesibles, concluimos de la plática con  Mayra Vianey Huerta de la O, responsable del programa de inclusión para personas con discapacidad en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), la institución que mejor ha trabajado en esta línea desde hace una década.

Con un total de 119 egresados, 46 de nivel medio superior y 74 de licenciatura en la última década, la UAEM ha transformado la vida de todas esas familias y también de las 83 que actualmente tienen a sus hijos con discapacidad estudiando en bachillerato (25) y educación superior (58).

La charla con Mayra Vianey invita a la reflexión que es necesaria no sólo en el ámbito universitario, sino, mucho más, en la sociedad, como ilustra la anécdota reciente que nos cuenta. Hace poco se hizo una feria del empleo incluyente para personas con discapacidad, pero las empresas que fueron a la universidad solo llevaron oferta de plazas para intendentes, recepcionistas y hasta electricistas, trabajos que no requieren haber estudiado una licenciatura.

Porque una cosa son los esfuerzos de adaptación que hace la UAEM para conseguir la inclusión y otra lo que ocurre en cada ciudad de Morelos, en las empresas, en las calles, en el transporte público, reconoce. Y las diferencias son enormes.

La universidad se ha adaptado para eliminar todas las barreras que podrían obstaculizar los estudios de las personas con discapacidad, desde los procesos de admisión y la asistencia a clases, hasta los mecanismos de egreso y titulación. No es una tarea fácil porque las discapacidades son casi tan diferentes como quienes las padecen, y requieren de apoyos igual de diversos. La UAEM atiende personas con discapacidad motriz, intelectual, baja visión, sordera, hipoacusia, ceguera, epilepsia, trastorno del espectro autista y trastorno de déficit de atención, pero también a quienes padecen enfermedades crónico-degenerativas, por lo que la estrategia de atención es realmente un conjunto de estrategias y cambios que inician desde la solicitud de ingreso (conocidos como ajustes razonables), cuando el aspirante refiere sus requerimientos especiales.

Los ajustes razonables para personas con discapacidad

El examen entonces tiene ajustes, de acuerdo con la discapacidad. Primero en materia arquitectónica, los exámenes son aplicados en espacios accesibles para todos, en el caso del Campus Chamilpa, en la Facultad de Psicología, que tiene rampas de acceso para sillas de ruedas. También se ajusta el instrumento de evaluación en materia de acceso a la información: hay en braille, en relieve, sin imágenes; y el otro ajusto es en el contenido del examen en algunos casos se amplía el tiempo de aplicación, en otros se permite el acompañamiento de una persona, o se brinda apoyo con el personal universitario especializado, en otros se monitorea todo el tiempo del examen, y en unos más se aplica solo una parte del instrumento.

Ya admitidos, se informa a la unidad académica a través de fichas individualizadas por estudiantes sobre las necesidades de cada una de las personas con discapacidad que recibirán y se hacen sugerencias de ajustes muy específicos según los perfiles del estudiante y los recursos de aprendizaje con los que cuenta; así se determinan los apoyos y acompañamiento que recibirá en todas las áreas y procesos. Mayra Vianey ejemplifica, para los sordos, el inglés se considera una tercera lengua, pues las dos primeras son: el español y la de señas mexicana.

Cambiar la vida de las personas con discapacidad y sus familias y luego a la sociedad

Desde el ingreso a la UAEM, pero mucho más con la conclusión de los estudios, la transformación en la vida de las familias es diametral, señala Mayra Vianey. “Siempre hay la percepción social de que no lo lograrán”, y vencer esa idea significa ya un triunfo para el estudiante que se refleja también en la tranquilidad de la familia, porque una de las mayores preocupaciones de los padres, por ejemplo, es qué pasará con sus hijos cuando ellos falten, y los estudios universitarios les dan una respuesta.

Pero con esa conquista viene, necesariamente, una nueva lucha, porque si bien en la UAEM las estrategias de inclusión tienen una década, en el ámbito laboral apenas iniciaron hace siete años y de manera más bien discreta. “Hasta que llegan nos damos cuenta de los ajustes que son necesarios”, explica Mayra Vianey y es lo mismo en el empleo donde muchas empresas no están preparadas para recibir a gente con discapacidad.

Entonces el autoempleo se convierte en el mayor recurso de los egresados universitarios con discapacidades. Hay los que dan consultas, otros se dedican al activismo, unos más deciden seguir estudiando. La UAEM sigue buscando los espacios para ellos en el mundo laboral, a través del nos dice Mayra, pero no es fácil incluso por las carreras que eligieron estudiar, Artes, Arquitectura, Psicología, Enfermería e Historia, principalmente. Aún con ello la lucha sigue.

Aunque el avance es evidente, falta mucho por hacer

Mayra Vianey asegura que, si bien la UAEM ha avanzado en materia de atención a personas con discapacidad, aún se tiene que trabajar mucho en la sociedad para acabar con las barreras, particularmente actitudinales, que impiden la incclusión en las ciudades.

Asegura que es necesario difundir las características y necesidades de apooyo de cada discapacidad, compartir la diversidad, romper con los estereotipos, respetar los espacios reservados para personas con discapacidad, hacer accesibles los espacios públicos. Y aquí anota que las afectaciones a una persona con discapacidad (que podría verse como una población minoritaria) impactan a toda la familia.

También, explica, debemos hacernos conscientes de que nadie está exento de adquirir una discapacidad; las capacidades se van perdiendo incluso con la edad y desde los 35 años, por lo que es necesario trabajar en la accesibilidad en las ciudades y las empesas más allá de las modas. Y recuerda que la corriente de “adaptación de espacios públicos” de hace unos años se convirtió en un desperdicio de esfuerzo al generar rampas que no se pueden subir, y al no considerar que cada discapacidad requiere de apoyos diferentes. En Morelos, por ejemplo, no hay semáforos que hablen.

Otro asunto vital es la detección y atención temprana de las discapacidades, las familias deben ser conscientes de la acción oportuna puede generar mucho mayores oportunidades de desarrollo a las personas con discapacidades. Y acá Mayra es enfática, hay muchos centros que los pueden atender, y contra lo que pudiera pensarse, no son tan caros. Atender la discapacidad de forma temprana puede significar una mayor oportunidad en términos de accesibilidad, explica.

La conciencia es primero

Y si quieres entrarle a hacer accesible tu ciudad, tu empresa o tus espacios, pero no tienes idea de cómo (puede pasarnos a todos), no te preocupes, puedes acercarte a la rectoría de la UAEM para buscar asesoría y mejorar la inclusión en toda la esfera pública.

También, asegura Mayra, nos ayuda a nosotros (la UAEM) porque recibimos retroalimentación para mejorar lo que estamos haciendo en la universidad; y recuerda que gracias a los comentarios de empleadores de personas con discapacidad ha sido posible modificar programas y dar sugerencias más eficaces a las familias de las personas con discapacidad, como el darles mayor autonomía.

Hace falta mucho por hacer en las ciudades, muchos recursos en el transporte público, las empresas, la infraestructura urbana, y sobre todo, en la parte actitudinal, concluye.

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