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José Agustín, sin duda alguna un gran escritor, discípulo de Juan José Arreola –a quien dedicó “La tumba”– en el taller que su maestro impartió por largo tiempo y en la lectura de sus obras, que es donde los escritores aprenden a escribir. José Agustín y Arreola: igualmente libres, igualmente subversivos, igualmente innovadores. Dos escritores con tropiezos sentimentales paralelos y, por encima de eso, acompañados a lo largo de sus vidas por dos mujeres excepcionales: Sara Sánchez en el caso de Arreola; Margarita Bermúdez en el caso de José Agustín. Dos autores que haremos bien en volver a leer.

Felipe Garrido