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Pocos escritores merecen en verdad la palabra «referente», José Agustín es uno de ellos no sólo por su desafío contracanónico, su desparpajo, su pasión por el lenguaje y esa manera de estar en el mundo contra todas las camisas de fuerza o lo criterios de calidad hegemónica; no, José Agustín era generoso, enciclopédico y quiso a Guerrero como a Morelos, con un amor por la periferia que rebasó siempre al centralismo. Como maestro era más bien un cómplice, un conversador cálido, que te enseñaba a amigarte con la literatura.

Alma Karla Sandoval