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A las 23:52 horas de la noche del 2 de junio por fin el INE hacia oficial lo que a esa hora todos sabíamos: la aplastante victoria de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. Al cierre de las casillas hubo tres sorpresas: (1) que la oposición saliera a proclamarse ganadora cuando seguramente contaban con encuestas de salida con resultados que no les favorecían; (2) que MORENA y sus aliados ganaran dos a uno, se esperaba una victoria clara pero no tan contundente como el que se dio; (3) que la próxima Presidenta tendrá mayoría calificada en la Cámara de Diputados y está muy cerca de tenerla también en el Senado. Es decir, el electorado mexicano le dio la doctora Claudia Sheinbaum TODO el poder político, aún más que el que le dio al Presidente Lopez Obrador hace seis años.

La Presidenta electa tendrá -adicionalmente al enorme poder del Gobierno Federal en un sistema presidencialista como el nuestro- todo el poder en el Legislativo para imponer agenda; todo el poder en el Senado para dirigir la política exterior, negociar tratados y nombrar embajadores; todo el poder militar para seguir usando a las fuerzas armadas en las tareas que ella decida; todo el poder frente al Poder Judicial para nominar los cargos más importantes, e incluso hacer una reforma profunda; todo el poder a su partido para seguir moldeando a la sociedad de acuerdo a su doctrina; además de todos los poderes informales que nuestra cultura política le otorga al Presidente de la República en turno que, por cierto, no son menores.

No exageran los que comentan que estamos frente a un cambio de régimen, hay que decirlo con todas sus letras: es el resultado del mandato de los ciudadanos en las urnas. Si este mandato es correcto o no -como hay quien opina- solo el tiempo nos lo dirá. En estos momentos de desbordado optimismo por el lado victorioso; y de simulación y señalamientos internos por las crisis internas del PAN y del PRI y por la pérdida del registro como Partido Político Nacional del PRD; los verdaderos problemas nacionales parecen olvidarse. Una sociedad que sigue viviendo en una gran desigualdad y una nación sumida en la violencia donde el crimen organizado se ha adueñado de parte de nuestro territorio, ambos factores que, por cierto, también jugaron en las urnas.

En mi opinión más que un cambio de régimen es el regreso a los tiempos de partido hegemónico. Esto ya se vivió en Mexico, fueron los tiempos de nuestros padres y de nuestra juventud, que nuestros hijos no conocían. Vivimos la cuarta etapa del PRI ahora con el nombre de MORENA. La primera es la época post revolucionaria con el liderazgo militar básicamente de izquierda. La segunda etapa es cuando los civiles toman el liderazgo y se corren al centro con control político total. La tercera cuando la tecnocracia toma el control del PRI, básicamente se corre a la derecha y los políticos tradicionales son desplazados. Y ahora donde nuevamente se corre el país al centro izquierda, pero se da el poder político total a un partido hegemónico que amenaza con convertirse nuevamente en un partido de estado con todos los riesgos que esto conlleva para nuestra democracia de tan solo dos décadas y media.

Esto bueno o es malo para Mexico, insisto, no sabemos en estos momentos pero dependerá mucho del manejo que la clase política obradorista le dé al poder total que les ha sido otorgado en las urnas. Sin embargo, en mi opinión, debe haber mecanismos que regulen el poder tanto fácticos como legales. En este caso, internamente si veo un bloque Ebrard-Monreal y posiblemente hasta Adán Augusto buscando equilibrar el poder de la doctora Sheinbaum. Pero también se ha visto que ella les ha dado sus propios espacios, a pesar de los berrinches y claras traiciones de algunos de los personajes que hoy son sus contrapesos. Ahora, lo importante es que los mecanismos legales que regulan al poder político en Mexico no dejen de existir, para que no se cumplan los temores de mucha gente que hace opinión publica en nuestro país.

En lo personal estoy convencido que la próxima Presidenta es una persona equilibrada y demócrata. No veo el riesgo que muchos señalan y hasta aseguran. Su primer discurso en la noche de su victoria ya fue el de una mujer de Estado. Por esta misma razón, no debe reformar nuestro sistema constitucional de pesos y contrapesos al poder mismo. Creo que en esta ocasión tendremos a una Presidenta racional, sin ánimos de perpetuarse en el poder y más con el deseo de transformar social y económicamente a nuestro país. Pero ¿qué pasaría si tuviéramos a un o una Presidente sin talante democrático como es el caso? No podemos dejar a la voluntad y al carácter de los gobernantes nuestro futuro. Imagínense todo el poder político, como el que ella tendrá, para reformar legalmente nuestro sistema democrático depositado en una o un político sin escrúpulos. Esa es la verdadera razón por la que no debe reinventarse un sistema con mayor poder que el que ya tiene una o un Presidente en Mexico.

El poder total dado en las urnas teóricamente solo se equilibra por el mandato legal, el control constitucional establecido actualmente en nuestra Carta Magna. Estoy seguro de que la ciudadanía no se tragó el cuento del PRIAN, de que ya cambiaron y ahora si por arte de magia su pasado lleno de corrupción de la noche a la mañana desaparecería. La gente votó por Claudia porque percibieron que no es corrupta y los citadinos la vimos trabajar siempre con gran austeridad pública y personal. Por eso, confío en que podrá controlarse, autogobernarse y no hacer uso abusivo del poder total que el pueblo le dio en las urnas. Pero que tal que no tuviera la estatura moral que ella tiene, por eso, en nombre de los que hemos luchado por vivir en un país con democracia plena no debe desaparecer esos equilibrios legales, sus adversarios, los de adentro y los de afuera, no tienen el mismo sistema de valores que ella ha demostrado a lo largo de su vida pública.

Los cristianos leemos en la Biblia como varios Reyes que tenían buenas intenciones terminaron enloqueciendo por el “poder delegado” que tenían. En esa combinación teocrática donde el pueblo le pidió a Dios un Rey y Dios accedió con su pueblo Israel, leemos como Saul, el primer rey, inicia con todo el favor del pueblo su gobierno, con todas las buenas intenciones, pero se va transformando al momento de ejercerlo. Saul es sustituido por David que tenía un carácter más firme, que no se dejó guiar por el poder que tenía y que, sin dejar de tener errores, siempre puso su amor y lealtad a Dios y a su pueblo por delante. El concepto de “poder delegado” tiene claramente fundamento bíblico.

El poder político transforma pero las personas con carácter nunca dejan que el poder total los transforme en monstruos. La historia de la humanidad está llena de monstruos políticos con buenas intenciones que terminaron con la felicidad de sus pueblos. Pero también está llena de historias de lideres que su auto control y limitándose a la ley pudieron transformar realmente la historia de sus pueblos. Oramos para que ese sea el caso de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.

“El poder es delegado porque el poder sigue radicando en el pueblo”. “El poder es limitado porque dura mientras dura el encargo”. Estoy seguro de que nuestra próxima Presidenta lo tiene claro. El poder para transformar nuestra realidad se lo dio el pueblo de Mexico por seis años. Dice el viejo refrán latino en el que muchos creemos: Vox populi, Vox Dei. Doctora Sheinbaum: ahora que tiene tanto poder úselo para bien. No permita que se reformen mecanismos que en un futuro puedan destruir nuestra democracia. No todos los líderes políticos en Mexico son como usted y eso usted lo sabe perfectamente porque los conoce. Fin del comunicado.