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Para hablar del acoso escolar es necesario traer a colación que las niñas, niños y adolescentes (NNA), entre otros, tienen el derecho a una educación de calidad basada en un enfoque de derechos humanos que les garantice el respeto a su dignidad humana, el desarrollo de sus potencialidades y de su personalidad.

Por tanto, tienen el derecho a vivir una vida libre de toda forma de violencia y a que se resguarde su integridad personal para lograr las mejores condiciones de bienestar y el libre desarrollo de su personalidad, los cuales se encuentran previstos en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA).

Sin embargo, es frecuente enterarnos que en las instituciones educativas, el acoso escolar cada día viene en aumento y es grave porque al ser una manifestación de la violencia produce consecuencias negativas en la salud, integridad, desarrollo de la identidad y personalidad, afectando su convivencia, así como su desempeño escolar y trascendiendo en sus espacios familiares y sociales.

Por ello, es importante tener presente que el acoso escolar, también conocido como ‘bullying’, es aquel comportamiento agresivo y abusivo entre NNA que se encuentran estudiando y que tiene por objeto, someter, explotar y causar daño.

Para poderlo identificar es necesario que sea intencional, toda vez que es un comportamiento generado a propósito y repetitivo, ya que no es un episodio aislado, además, se prolonga en el tiempo y existe una relación desigual, donde la víctima esta vulnerable, desprotegida y sin los recursos del agresor.

Sus manifestaciones pueden ser varias, una de ellas, es de manera verbal donde se expresan de manera directa o indirecta con palabras desagradables o agresivas, cuya intención es humillar, amenazar o intimidar al otro.

Otra forma, es el acoso social que consiste en lesionar emocionalmente las relaciones interpersonales de las NNA para aislarlos y no tomarlos en cuenta o marginarlos a través de la divulgación de rumores acerca de sus actividades personales para avergonzarlos en público.

Y finalmente, tenemos al acoso físico que consiste en la acción continua del estudiante para lastimar u ocasionar lesiones corporales a otro u otros. Aquí, encontramos los golpes, pellizcos, empujones, entre otras acciones.

Pero ¿quiénes intervienen en el acoso escolar? Las NNA que lo causan, la víctima y los espectadores, y cada uno de ellos juega un papel específico al momento de cometer esa acción.

Por ejemplo, quien realiza comúnmente tiene un perfil en donde a través de la violencia que ejerce busca el reconocimiento y la atención de los demás, su autoestima puede ser muy alta o baja, en cualquier caso, se relaciona a partir de la exclusión y el menosprecio de los demás, tiene comúnmente un umbral de tolerancia a la frustración muy bajo, irritándose mucho cuando no consigue lo que quiere, poca capacidad de empatía y no soluciona sus problemas de manera pacífica.

Las victimas suelen ser tímidos, inseguros, con baja autoestima y que no son capaces de salir por sí mismos de la situación de acoso que padecen, tienden a ser solitarios y son rechazados por el grupo, sus habilidades sociales son pocas cuando se trata de la resolución de conflictos, en ocasiones son provocados por sus compañeros para que reaccionen mal y poder acosarlos de manera justificada, experimentan sentimientos como la inseguridad, la vergüenza, se sienten inferiores y no suelen contar la situación que padecen a sus madres, padres, tutores o docentes.

Los espectadores pueden ser pasivos o activos. Los primeros observan el acoso sin ser parte de éste y para ellas y ellos, es algo cotidiano y no son capaces de comunicarlo a ninguna figura de autoridad para evitarlo. En cambio, los espectadores activos son quienes intervienen en las dinámicas de acoso, y colaboran con quien realiza conductas, incluso ellos o ellas también realizan la acción en menor grado debido a que no encabezan el acoso.

Es de hacer mención, que el artículo 59 de la LGDNNA impone la obligación a las autoridades para llevar las acciones necesarias que propicien un ambiente libre de violencia en las instituciones educativas para que se fomente la convivencia armónica y el desarrollo integral de NNA.

Finalmente, no debemos perder de vista que el ‘bullying’ al ser una manifestación de la violencia no es un hecho aislado; por lo que resulta indispensable conocer y atender los ámbitos en los que se desarrollan las infancias y adolescencias, para crear entornos familiares, sociales y comunitarios más saludables y armónicos, pero sobre todo inculcarles la cultura de la paz y la solución pacífica de los problemas, para que los salones de clase sean espacios donde se construyan las identidades y personalidades de nuestras NNA que forjarán a nuestros jóvenes adultos con un plan de vida constructivo.

Hasta la próxima…

*Consejero Jurídico del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes del Estado de Morelos