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Suicidios

Héctor H. Hernández Bringas*

Con motivo de mis responsabilidades académicas en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM en Chamilpa, hace algunos días eche un vistazo a lainformación sobre suicidios en México. En mi revisión de este lamentable fenómeno en las entidades federativas, me sorprendió, de nueva cuenta, lo que observe para el caso de Morelos.

A nivel país, el suicidio se ha incrementado a lo largo de los años, hasta alcanzar la tasa de 6.5 por cada cien mil habitantes en 2021. El crecimiento ha sido constante en tiempos recientes. Pero el estado de Morelos describe una tendencia peculiar: entre todas las entidades federativas, es la que registra mayores crecimientos en su tasa de suicidios. Si a nivel nacional este fenómeno creció de manera importante (en 24 por ciento) entre 2017 y 2021, en Morelos el crecimiento fue de ¡¡117 por ciento!! Con una aceleración abrupta a partir de 2019. Ahora superamos con creces el nivel nacional. Pasamos de 75 a 170 suicidios por año. Por cada mujer que lo consuma, lo hacen 3.7 hombres.

Fuente: Elaboración propia con información de la Dirección General de Información en Salud de la Secretaría de Salud Federal. Estadísticas de defunciones.

¿Qué segmentos de la población explican estos incrementos?Básicamente población joven. Entre los 18 y 29 años el crecimiento fue de 164 por ciento, y entre los 30 y 39 años el incremento fue de 210 por ciento. Seis de cada diez suicidios en el estado, ocurren a esas edades en las que el suicidio es la tercera/cuarta causa de muerte. 

Los jóvenes mexicanos y morelenses en la actualidad enfrentan sin duda panoramas inciertos que generan afectaciones emocionales profundas: después del nivel básico, sus posibilidades de continuar estudiando se van limitando y muchos abandonan a edades relativamente tempranas su educación formal. Además, saben que será difícil encontrar un empleo digno y afrontar las dificultades económicas cotidianas de la vida adulta. muchos de ellos tendrán que migrar a otra parte del país o al extranjero. A esas limitaciones estructurales, se suma la inexistencia o fragilidad de redes institucionales, familiares y de amigos. La inexistencia de estos apoyos, es sin duda detonante de conductas suicidas, porque suponen ausencia de sustento emocional ante situaciones de pérdida, soledad, tristeza y crisis.

La pandemia por COVID 19 trajo consigo más desempleo, deserción escolar, aislamiento, duelo y desesperanza para muchos. Los datos sobre suicidio en Morelos, particularmente en los últimos años, lamentablemente lo reflejan. Pero también es necesario subrayar que el crecimiento del fenómeno es previo a la pandemia, porque antes de esa crisis sanitaria nuestros jóvenes ya enfrentaban severas limitaciones.

Por lo pronto, ante el crecimiento del fenómeno en la entidady frente a los obstáculos existentes para el pleno desarrollo de los morelenses, urgen las acciones preventivas y de apoyo. La Secretaría de Salud del estado afirma realizar estrategias encaminadas a la prevención. Sin embargo, no parece seguro que sean suficientes y que la población sepa de su existencia, porque esas acciones no se difunden con la profusión que amerita esta tendencia. Tampoco se le da la debida importancia como problema de salud pública que debe ser atendido. 

*Investigador del CRIM de la UNAM en Morelos.

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