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Los programas Sociales de la 4T

Héctor H. Hernández Bringas*.

Como ya señalábamos en una entrega previa, en el proyecto de la Cuarta Transformación, la propuesta de política social se asume opuesta a la implementada en la época neoliberal. La 4T se propuso, al menos discursivamente, transformar las políticas focalizadas en derechos sociales. También discursivamente, los derechos a la educación y a la salud, a los que los gobiernos neoliberales dieron un enfoque privatizador, retomarían, supuestamente, su carácter público. La política social también, se dice, atacaría las causas estructurales de la violencia, ya que, disponiendo de los recursos transferidos y de otras opciones, los jóvenes no caerían en la tentación de las actividades criminales.

Sin embargo, un análisis de las características de los principales programas de la presente administración federal, más allá de lo discursivo, nos hace ver que sólo dos los programas tienen carácter universal (adultos mayores y becas de bachillerato), y sólo el primero ha logrado cobertura casi total. El resto de los principales programas son focalizados o condicionados, y algunos de ellos son una réplica, con leves modificaciones, de los que ya existían en sexenios anteriores.

Sin embargo, antes de adelantar juicios, será conveniente analizar cuáles han sido los alcances e impactos de los programas sociales de la 4T. en esta columna revisaremos en las próximas entregas la situación de estos programas en el estado de Morelos. Aunque el padrón de beneficiarios consigna 26 programas, aquí analizaremos sobre todo de los principales como son:

Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, Jóvenes Construyendo el Futuro, Becas para el Bienestar Benito Juárez Educación Básica, Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras, Sembrando Vida, Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente, Programa de Becas Elisa Acuña, Jóvenes Escribiendo el Futuro, Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez.

Los datos más recientes del CONEVAL nos dicen que, hacia 2020, los indicadores de pobreza aumentaron en el estado, ya con los programas sociales de la 4T en marcha. Morelos es una pobre, con el 51% de la población estatal en esa condición. Su tasa de pobreza en 2020 solo es superada por Chiapas, Guerrero, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala, Veracruz y Tabasco. 

Básicamente, lo que nos dice este indicador de pobreza, es que más de la mitad de los pobladores del estado tienen un ingreso inferior al costo de la canasta básica mensual y, además, tienen al menos una carencia en materia de educación, salud, alimentación, vivienda o seguridad social. Dentro de ellos están incluidos los pobre extremos, cuyo ingreso es inferior a la canasta básica y, además, padecen tres o más carencias sociales. La pobreza extrema alcanza al 8 de cada cien Morelenses. 

En Morelos, los programas sociales sólo atienden a poco menos de 300 mil personas. Nadie puede afirmar que las trasferencias monetarias son algo indeseable; por el contrario. En situaciones de precariedad cualquier ingreso es bienvenido. La cuestión es si estos apoyos son suficientes para lograr el cometido de sacar a las personas de la pobreza.

Trataremos de ver, en la medida de lo posible, el nivel de cobertura de los programas en función de la población objetivo, la suficiencia de los montos otorgados (vis a vis el costo de la canasta básica, por ejemplo), así como losmontos financieros que invierte la federación. Lo veremos también en los municipios. 

*Investigador del CRIM de la UNAM en Cuernavaca.

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