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COVID 19: ¿nadie murió fuera de hospitales?

Héctor H. Hernández Bringas

El jueves 22 de diciembre del año que está por concluir, el presidente de la República desde Quintana Roo expresó lo siguiente: “logramos que todos los pacientes de covid fueran atendidos en una cama y no se nos murió nadie fuera de los hospitales como ocurrió en otros países”.

Parece que al presidente lo han engañado los responsables de la pandemia o simplemente habló de botepronto. En cualquier caso, exhibe una enorme insensibilidad con las personas fallecidas especialmente con aquellas que, en forma desesperada, buscaron sin encontrar la atención que necesitaban.

Los datos oficiales son muy distintos a los “otros datos”. Con información del INEGI, obtenida de las actas de defunción, podemos observar lo siguiente:

Hablando de la mortalidad en general, si en 2019 murieron unas 400 mil personas en sus casas, en 2020 y 2021 lo hicieron más de 600 mil. Es decir 200 mil más en cada año. Algunas de covid, y otras por padecimientos que no tuvieron cabida en hospitales para su atención,

Hablando específicamente de covid: hubo muchos, muchísimos que, estando graves, no tuvieron la debida atención y murieron fuera del hospital entre 2020 y 2021. 75,849 de 439 mil fallecidos por esta enfermedad: el 17 por ciento.

Es este indicador dramático de la limitada capacidad de nuestro sistema de salud. Sin duda. la saturación hospitalaria observada en la emergencia sanitaria explica parte de esta situación. Pero también se explica por la elevada proporción de la población que, históricamente, ha estado excluida del derecho a la salud, cuestión que se vio agravada con la irreflexiva e inoportuna supresión del seguro popular que dejo de atender a 45 millones de personas, a cambio de una ficción: el INSAVI.

Si bien las autoridades sanitarias del país, y ahora el presidente, ha insistido en la suficiencia de las camas, y en el hecho de que los hospitales han estado abiertos para quien lo solicite, estos datos parecen mostrar una situación muy diferente.  

Pero más aún: ¿qué suerte corrieron los que sí fueron hospitalizados, los que sí tuvieron una cama de hospital? Yo diría que, la mayoría, solo tuvieron eso: una cama, con cuidados paliativos, porque el 44 por ciento de los hospitalizados falleció: una de las letalidades hospitalarias más altas del mundo quizá solo superada por Perú. En el IMSS murió la mitad de los que se hospitalizaban: de cada dos enfermos de covid que ingresaron al Seguro Social, uno vivía mientras otro moría.

Sólo 10 por ciento de los hospitalizados por Covid que fallecieron a la postre, tuvo atención en terapia intensiva. El 90 por ciento solo una cama.

Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI.

En nuestro estado de Morelos, la cosa no fue distinta; o,debo decir, fue peor: entre 2020 y 2021, fallecieron por covid 8,655 personas residentes en la entidad, pero para 2,314 de ellas (casi el 27%) la muerte los encontró en su casa, en la vía pública o en un lugar no determinado, pero ciertamente no en un hospital.

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