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El legado de CONAGUA en tiempos de la 4T

(primera parte)

 

En estos tiempos de transición, cuando el país se prepara para iniciar el segundo piso de la Cuarta Transformación (4T), vale la pena hacer una reflexión sobre lo que se ha hecho y se ha dejado de hacer durante el sexenio que está a punto de concluir por parte de la autoridad en materia de gestión de las aguas nacionales: la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA).

Como en toda gestión, hay elementos que pueden considerarse un logro y otros que quedarán como un área de oportunidad para la siguiente administración. Trataré de mencionar en esta columna algunos de los que me parecen más relevantes y otros más en futuras entregas dependiendo de la respuesta que obtenga de parte de mis apreciados lectores.

Sin lugar a dudas, el mayor logro que ha obtenido esta administración ha sido la construcción de 18 proyectos prioritarios en los que ha invertido más de 110 mil millones de pesos según la información difundida por la propia CONAGUA.

Entre las obras más relevantes que se pueden mencionar, están aquellas que fueron diseñadas para abastecer de agua potable a algunas de las zonas metropolitanas más grandes del país o bien algunas regiones que han tenido problemas de contaminación desde tiempos inmemoriales, como es el caso de Monterrey, Guadalajara, la CDMX, y la Región de La Laguna.

Para Monterrey, después de la crisis que se vivió hace un par de años, se ha construido en tiempo récord el acueducto El Cuchillo II, para abastecer de 5 mil litros por segundo a una población de 5.4 millones de habitantes de toda la zona metropolitana. Para esta infraestructura, inaugurada en diciembre pasado, se invirtieron más de 14 mil millones de pesos. Adicionalmente, se está construyendo la presa Libertad, que suministrará 1,600 litros por segundo de agua potable. En esta se están invirtiendo un total de 8 mil millones de pesos, la mitad por parte del gobierno estatal y la otra mitad por parte del gobierno federal.

En el caso de Guadalajara, se tomó la decisión de hacer modificaciones sustanciales al proyecto de la presa El Zapotillo. Con ello se dejó sin esa fuente de abastecimiento a la zona metropolitana de León, Guanajuato, pero se garantizó el abastecimiento de agua a la zona metropolitana de Guadalajara con 3 mil litros por segundo, evitando inundar a las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, cuyas protestas habían impedido concluir con esa obra durante varios años. Ahí se están invirtiendo casi 8,700 millones de pesos, para beneficiar a 1.1 millones de habitantes. En febrero pasado se puso en marcha la primera etapa del acueducto El Salto – Calderón.

Para la zona metropolitana de la CDMX todo parece indicar que se requiere la construcción de una nueva fuente de abastecimiento de gran magnitud, como podría ser la cuarta etapa del Sistema Cutzamala. Sin embargo, se ha iniciado la implementación de acciones más locales que permiten incrementar el abastecimiento sin necesidad de incrementar el trasvase de agua de otras cuencas hacia la zona metropolitana. Hace apenas unos días comenzó a operar la planta potabilizadora Madín II, que permite potabilizar 500 litros por segundo de agua para suministrar la mitad a la Ciudad de México y la otra mitad al Estado de México. Con una inversión de más de 500 millones de pesos, esta obra beneficiará a alrededor de 155 mil personas, al menos durante la temporada de lluvias, que es como fue planeada.

Finalmente me referiré al Proyecto Agua Saludable para la Laguna, cuyo objetivo es abastecer de agua apta para consumo humano a los habitantes de nueve municipios de la Región Lagunera, en los estados de Coahuila y Durango, que por décadas han recibido agua contaminada con arsénico o flúor. En esta obra se tiene programada una inversión de más de 13,400 millones de pesos, y permitirá dotarles de un caudal de más de 6,300 litros por segundo. Aunque los avances parecen ir más lento que en otros proyectos esperamos que puedan llegar a buen fin.

Entre los pendientes para la próxima administración siguen estando las acciones que permitan la autosostenibilidad de los organismos operadores de agua, la regeneración de nuestros ríos y cuerpos de agua, el tratamiento y reuso de las aguas residuales, el abastecimiento continuo y con calidad potable del agua en las ciudades y pueblos, entre otros. Buenos ejemplos hay, como es el caso de Agua y Drenaje de Monterrey, pero deben sentarse las bases para que en todo el país podamos aspirar a una operación de ese tipo. La Ley General de Aguas que debe regular el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento sigue pendiente (espero que no nos sorprendan con una Ley al vapor y sin analizar las consecuencias). Una ley (nacional) que regule los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento sería muy útil junto con un órgano regulador de esos servicios. Un impacto sostenible solo se logrará cambiando, de fondo, las reglas del juego. Esperamos que la nueva administración vea un poco más allá, además de grandes obras se requiere trabajar en los aspectos de gestión del agua.

*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR