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Davo Valdés de la Campa

Antes de convertirse en un escritor famoso Balzac escribió libros por encargo, a veces firmando con un pseudónimo o dejando que alguien más asumiera la autoría. Durante su juventud intentó sin éxito emprender algunos negocios casi todos vinculados al mundo editorial y vivió en la pobreza durante muchos años. La primera novela que tuvo resonancia y que firmó con su nombre fue La piel de zapa que apareció en la Revue de Paris en 1831. Esta novela, que hoy diríamos es de literatura fantástica, recibió el elogio de la crítica (se cuenta que un Goethe anciano fue uno de sus grandes defensores) y también captó la atención del público. 

​Pero este texto no es sobre esa novela. Es un relato extraño de amor ¡amor enfermizo, demente, obsesivo! Es sobre cómo un texto literario puede desencadenar las más extrañas y conmovedoras historias y los más trágicos resultados, como en toda historia de amor.

Un año después de la publicación de La piel de zapa, Balzac recibió de manos de su editor una extraña carta sin remitente, firmada por L’Etrangére. La autora era Ewelina Hańska, condesa de origen polaco, que, tras haber leído la novela de Balzac, decidió ponerse en contacto con él. Primero le envió una serie de cartas anónimas y propuso un juego para que el novelista pudiera responder. La condesa le sugirió que publicara su respuesta en una serie de crípticos anuncios en la Gazette de France y l’Observateur. Así inició una correspondencia amorosa que se extendió por 18 años. 

Se dice que para la tercera carta, Balzac ya estaba completamente enamorado, sobra decir sin conocer siquiera el rostro de su amada: «Te amo, mi ángel de la Tierra, como amábamos en la Edad Media, con la más completa fidelidad, y mi amor será siempre mayor, inmaculado, estoy orgulloso de este amor», le escribía sin reparos. Mucho se ha dicho sobre por qué Balzac se dejó consumir por la pasión. Que si su infancia fue solitaria y si su relación con su madre fue fría y distante, que si acaso tanto abandono lo llevó a buscar el aprecio de mujeres mayores que él, que era un hombre pobre de recursos pero emocionalmente idealista. Tal vez podemos juzgar o reconocer su emoción no sólo por tener la atención de una condesa, sino también por su deseo de vivir una vida distinta o quizá su insistencia desaforada. Probablemente Balzac pasaba horas en su buhardilla imaginándose a lado de ella, dibujando en su mente la belleza de su rostro y por qué no, saboreando la riqueza a la que podría acceder tan solo la conociera y se prometieran amor eterno.

Por supuesto que había obstáculos. El primero y más importante era que Hańska estaba casada con el barón Wacław Hański, un noble terrateniente ucraniano que era 20 años más grande que ella. Pero también se ha dicho que para la condesa, una mujer casada muy celosa de su estatus social, la relación con Balzac era más que nada un entretenimiento con el que pasar el tiempo en la soledad de su hacienda en Ucrania.

​Se ha dicho que para ella todo fue un juego. No obstante, mantuvo el intercambio de cartas, así como una serie de encuentros esporádicos. Uno en Suiza en 1833 durante unas vacaciones con su marido (quien creerá que Balzac es una nueva amistad de su familia), y otra, al año siguiente, en Viena cuando Balzac ya era un escritor famoso. En total se vieron cuatro veces. «Estoy loco por ti: no puedo unir dos ideas sin que tú te interpongas entre ellas. Ya no puedo pensar en nada diferente a ti. A pesar de mí, mi imaginación me lleva a pensar en ti».  

En 1842 el barón muere y Balzac cree que su momento ha llegado. Que ya nada se interpone entre los dos y por ello comienza a insistirle que se casen. Los siguientes ocho años la condesa tratará de evitar cualquier compromiso con el escritor, usando todo tipo de excusas: no tener el permiso del zar para el matrimonio, problemas con el testamento de su marido, necesidad de buscar a su única hija un buen marido antes de contraer matrimonio con Balzac, etc. 

Desesperado, Balzac viaja a San Petersburgo en 1848, para proponerle que sellen su amor sin embargo, no se define fecha. «Estoy abrumado por el amor, sintiendo amor en cada poro, viviendo solo por amor, y viendo cómo me consumen los sufrimientos, atrapado en mil hilos de telaraña». En 1849 viaja de nuevo, pero hasta Wierchownia, la hacienda ucraniana de la condesa, donde consigue por fin un compromiso matrimonial definitivo. Balzac vuelve a París por sus pertenencias y a comienzos de 1850 se instala en Ucrania. Debido al brutal invierno y su frágil salud, el escritor enfermó ¿o fue acaso la consumación de eso que anheló tanto lo que terminó por consumirlo? No lo sabemos, lo que es verdad es que la condesa, supo que Balzac no sobreviviría mucho tiempo, así que accedió al fin a casarse con él. Se casaron el 14 de mayo de 1850, cinco meses antes de la muerte del escritor. Su felicidad no duró mucho, pero en esos momentos: «Ah, ¡los ángeles no están tan felices en el paraíso como yo lo estaba ayer!».

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