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Aunque suene increíble, la mayoría de los colegas intelectuales y artistas, cada año, lloran sobre la leche derramada. No antes. No en el momento previo a que el Congreso Estatal, el Gobernador y, aunque no tenga injerencia realmente porque su voz no importa, la o el Secretario de Turismo y Cultura se tropiecen y derramen la leche. Es decir: cada año que se planifica el Presupuesto de Egresos del Gobierno del Estado de Morelos, los grandes ausentes para reclamar, exigir o, de plano, entrar en rebeldía para rechazar la nueva nulidad en que se habrán de convertir las acciones de la STyC ¡un año más!, somos los propios interesados.

En el Presupuesto de 2023 se destinó a Cultura $8,152,636 según el Presupuesto (https://periodico.morelos.gob.mx/obtenerPDF/2023/6161.pdf) publicado en el diario oficial, página 20, anexo 16. Sólo la Dirección General de Iniciación Artística y Proyectos Especiales superó el millón de pesos con $1,941,848. Todas las demás Direcciones fueron condenadas a la inacción y a mantener el aparato burocrático. Realmente lo único destacable de la gestión de la Secretaria Goldzweig Cornejo fue el renacimiento de Casa Palmira como centro de cultura infantil, necesarísimo. Proyecto ideado y gestionado por Margarita González Saravia que con todas sus bondades se enfrenta al tortuguismo del aparato administrativo y es obvio lo llevará a la parálisis que reina dentro de STyC.

Jardín Borda se cae a pedazos. Los museos todos sin presupuesto ni para papel sanitario. El Teatro Ocampo no tiene ni para consumibles ni reparación de su equipo (¿a dónde se van las rentas?). Los concursos literarios ahora tienen como gran incentivo para los escritores ganadores publicaciones digitales destinadas sólo para los despistados que se las topen. Cero acciones culturales en municipios (algo ocurre, sí, sólo en aquellos cuyo Presidente Municipal tiene una educación superior a la de sus colegas). El Centro Morelense de las Artes a la baja en todos los sentidos. Las artes escénicas en el Estado pasaron de poco más de 150 funciones al año en 2020 y 2021 (una cantidad que significaba importante aunque escasísima fuente de trabajo para teatreros y bailarines), y se pasó a sólo 28 presentaciones al año. Un desastre. Absoluto. ¿Es a posta, Gobernador Blanco?

Lo cierto es que estamos muy cerca de los distractores ideales que van desde las fiestas patrias hasta el destape de corcholatas morenistas para candidato a gobernador para el periodo 2024-2030. Seguimos esperando de Margarita González Saravia, Juan Ángel Flores Bustamante y Rabindranath Salazar Solorio que hagan público su proyecto para cultura. Son los más preparados y quienes evidentemente tienen un nivel educativo y horizontes donde la cultura y las artes les resultan importantes. Por eso se les hace un nuevo llamado a clarificar cuáles serán las líneas de trabajo que se proponen realizar con este sector siempre olvidado o negado.

¿Y los artistas e intelectuales de Morelos dónde andamos? Tan dormidos, tan poco proactivos, tan conformes con las migajas que se caigan del plato de las voluntades de los diputados locales y el gobernador. ¿No vamos a tomarnos las oficinas de la fantasma Comisión de Cultura de la cámara local? ¿No vamos a presionar para que en el último año de gobierno Cuauhtémoc reivindique en algo las necesidades de artistas y los derechos culturales de los morelenses? ¿No? El tiempo se acaba y las decisiones las toman por nosotros. ¿Continuaremos con esa sangre de champurrado dejándolo pa´luego?