loader image

 

Una historia del jazz latino

(Primera parte)

 

“El jazz latino es una serie de tentativas de fusionar el jazz con todas esas percusiones afroantillanas, como congas, maracas, bongós, clave, timbales, etcétera”.

Tino Contreras, músico mexicano.

Luc Delannoy nació en Bruselas, Bélgica, un lugar que difícilmente asociaríamos con el jazz latino, pasión indómita de este escritor y filósofo, quien ha dedicado buena parte de su vida a recorrer el mundo y entrevistar a 700 músicos para escribir “¡Caliente!”, donde reúne micro relatos sobre la historia del jazz latino, y que recientemente ha sido reeditado por el Fondo de Cultura Económica. Originalmente publicado en francés, en el año 2000, la versión en español es obra de María Antonia Neira Bigorra. “¡Caliente!” es el primer título de una trilogía sobre el jazz latino, los otros dos son: “Carambola. Vidas en el jazz latino”, y “Convergencias. Encuentros y desencuentros en el jazz latino”.

La reseña de “¡Caliente!”, en su contraportada, es elocuente: “¡Caliente! se remonta a las raíces del jazz latino en la región de Nueva Orleáns y a las influencias posteriores que lo han ido modificando y enriqueciendo. Es en Nueva York, en los años cuarenta, cuando se reconoce la influencia latina del jazz, su abundancia de colores sonoros. Delannoy explica que es preciso profundizar en el estudio de los ritmos afrolatinos para comprender la singularidad de esta forma del jazz y señala que es importante entender la cultura de la que procede y ofrece, por último, una mirada al futuro examinando las corrientes que han aparecido en los últimos años.

A mediados de marzo pasado conversé con Luc Delannoy sobre los pormenores de esta reedición, las formas vertiginosas en que la tecnología ha influido en la música, el abandono de las convicciones sociales, la música como uno más de los ingredientes del consumo comercial, los territorios de la resistencia. Aquí, la primera parte:

  • Luc ¿qué ha sucedido en el mundo del jazz latino en los últimos 23 años, desde la edición original y esta reedición de ¡Caliente!?

A lo largo de estos años, todo lo que ha ocurrido es muy complejo. La manera de producir y escuchar música ha cambiado de manera fundamental. La forma de escuchar y la forma de escribir sobre música también ha cambiado muchísimo en los últimos veinte años.

  • ¿Cuáles identificas como esos cambios fundamentales?

A nivel de la producción musical, ahora los músicos pueden grabar sin estar juntos en un estudio de grabación. Me acuerdo de las grabaciones que se hicieron en Cuba en los años 40´s, 50´s y 60´s, donde se reunían 15 o 20 músicos, y el ingeniero de sonido únicamente colocaba un micrófono. Esa época ya pasó. Ahora tú puedes estar en la tranquilidad de tu casa y grabar un solo de trompeta o flauta, para luego enviarlo por Internet al productor o al ingeniero de sonido, quienes reciben pistas de otros músicos desde distintas partes del mundo y luego lo mezclan para hacer un disco. Esto ha permitido aventuras musicales muy novedosas, pero al mismo tiempo ha quitado el contacto físico que tenían los músicos, algo fundamental para generar energía. Tu vives la energía que te transmiten tus compañeras y compañeros músicos. Eso te transforma y transforma la música, es como un concierto en vivo. Cuando los músicos suben al escenario hay una especie de tercer cuerpo que se está creando entre los músicos y el público. Eso es un aspecto fundamental de la música, tanto a nivel de la producción como de la escucha, y eso se está perdiendo. Lo mismo ocurre con la forma de escuchar música, hay menos conciertos, menos lugares para escuchar música, a raíz de las medidas socio políticas, que han provocado que el comportamiento humano se modifique. Se ha vuelto cada vez más complicado acercarse al otro, escuchar música en vivo, y esto ha transformado la relación con la música. Mucha gente prefiere la soledad de su casa y escucha música con audífonos, bajan música de internet y lo que escuchan es una representación mal hecha de la música, han quitado todo este cuerpo energético que tienen la música y los músicos.

De la misma manera escribir sobre música se ha modificado. Para Caliente entrevisté a 700 músicos en 50 países, algo que ahora sería prácticamente imposible hacerlo. Es imposible viajar con tanta libertad como antes y algo que era placentero se ha convertido en un dolor de cabeza. Además, la gente no tiene tiempo para ser entrevistada. Creo que hoy en día es muy complicado hacer un libro como este, por lo menos como yo lo hice: viajando, escuchando historias, buscando pistas. Tal vez parezca un viejo amargado, pero ahora es muy difícil decir que me voy a Kazajistán, a China o a Burundi para averiguar si hay jazz latino. Cuáles son los músicos de Zimbabue o de Tanzania que tocan jazz latino y están influenciados por Tito Puente. Todo se ha vuelto más complicado. Además, la forma de escribir y de redactar textos ha cambiado, tu escribes ahora con la computadora, con el celular, y eso ha influido mucho en como expresamos nuestras emociones. Por ejemplo, el primer libro de mi trilogía del jazz latino lo escribí a mano en cuadernos, y para el segundo trabajé a mano y con la computadora, en tanto que el tercero todo fue escrito con la computadora. Lo que he notado, revisando estos libros, noté es que mi estilo ha cambiado, que ha medida que iba de la forma manuscrita a la computadora las frases se han vuelto más cortas, mi estilo y la forma de acercarme a la música han cambiado. Todo esto ha transformado la forma de producir música, la forma de escuchar música y la forma de escribir sobre la música.

  • El mundo siempre está en incesante cambio, pero ahora esas transformaciones suceden de manera vertiginosa, lo cual margina a muchos. ¿Cómo valoras esto?

Me gustaría evitar juicios de valores sobre estos cambios. Sin embargo, lo que notado es que en la historia de estas músicas populares occidentales durante un tiempo existía un vinculo estrecho entre las reivindicaciones sociales y la música. Pienso en particular en la época de los movimientos en pro de los derechos en los Estados Unidos, en las décadas de los 60 o 70, y en esa época que llamamos el Free Jazz, no solamente en Estados Unidos sino en Europa, donde había vínculos muy cercanos entre las propuestas musicales y las protestas sociales. Lo que yo he sentido en los últimos 20 años es un abandono progresivo de estos vínculos. Siento que los músicos han perdido el sentido de su responsabilidad social. Estoy convencido de que un artista debe tener una responsabilidad social. Pienso que la música es un factor de cambio. Siempre he pensado que el jazz y el jazz latino son músicas de resistencia que deben reflejar preocupaciones sociales. Me parece muy complicado considerar que un músico es un supra ciudadano que no está involucrado en la vida de su comunidad. La música de un compositor o de un instrumentista reflejan el espíritu del tiempo en la comunidad que habitan.

Imagen que contiene Texto

Descripción generada automáticamente

¡Caliente! Una historia del jazz latino.

Fondo de Cultura Económica, Colección Popular, 2023.