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Fernando González Domínguez*

Los tiempos de hoy exigen permanentemente estar pegado a una pantalla. Bailamos casi todo el día de a cachetito con el aparato celular, el móvil como dicen los españoles que no es tan móvil pues siempre esta pegado a las orejas. Tocamos casi todo el tiempo laboral, de estudio y ocio un teclado como si fuera un piano, y escribimos a cada rato de a dedito mensajes de todo tipo, ayudados siempre por un menú de dibujitos, de jeroglíficos que en lugar de alfabetizarnos más bloquean la imaginación y el mejor uso de nuestro lenguaje escrito.

Si en otros tiempos la radio y la televisión encendidas todo el día eran la compañía inminente en los talleres, las oficinas y el hogar, hoy el zumbido y la pantalla iluminada de una cámara-teléfono es el aviso insospechable de que estamos vivos.

Estamos atrapados en una red de redes que hace imposible conocerlas, revisarlas, pensarlas cabalmente y decidir entre lo bueno y lo malo; lo cierto y lo fake; discernir entre lo relevante y lo anodino.

Los mayores de 50 años ya la conocen pero en estas semanas hemos vivido hasta ayer domingo nuevamente la presencia abrumadora de los medios tradicionales, hoy si bien disminuidos de aquél poder absoluto y plena Era de los Contenidos han revivido nuevamente.

La conversación mundial se generó a propósito de los resultados futboleros generados en Catar y visualizados en casi todos los países y ciudades del planeta. Nos asomamos de vuelta a la televisión vía satélite para conocer lo que ocurría en un grano de arena del desierto en Medio Oriente llamado Catar.

Fueron 64 partidos transmitidos, y miles y miles de programas de opinión en todos los medios, incluidas las redes, sin embargo la reina por un momento fue la televisión. Ayudaron las emisiones de radio que permiten a públicos en tránsito vehicular conocer los acontecimientos y en algunos casos escuchar en vivo lo que los barones del SKY decidieron no darnos.

Terminó el vigésimo segundo Mundial de Futbol. Mas que hacer un balance en las siguientes letras veremos algunos botones de muestra, algunos ejemplos de lo que nos presentaron los medios masivos y los no tanto; los tradicionales y modernos; algunas redes sociales y plataformas, lo que sea que nos haya tocado queriéndolo o no. Como si fuera una nube de rayos y de ondas; de kriptonita, de luz o de gas mientras caminamos el día a día y también si lo percibimos o no, el Mundial nos contagió, nos contaminó.

A veces lo buscamos, a veces nos encuentran. Ponemos la tele. El radio se enciende por un timer. Leemos las cabezas de los periódicos al pasar rumbo al trabajo, a la escuela. Miramos nuestro teléfono y se aparecen mensajes, sugerencias y noticias de interés porque los seguimos o simplemente porque andan por ahí y ahí estuvo El Mundial. Los gringos le llaman mundial a su serie final de Beisbol; le dicen Súper a su final de americano; y le llaman The Finals a la definición del básquetbol local; sin embargo esta sí es la verdadera final : la de la Copa de Futbol de la FIFA, con más afiliados que países en la ONU, por ejemplo.

VIVA MÉXICO

En su última comunicación antes de la final, el presidente de la FIFA dijo que México-Argentina fue el partido con mayor entrada de todo el mundial. En el partido definitorio entre Francia y Argentina pudimos observar pequeños huecos que certificarían que la mayor expectativa la generó el hoy campeón y que México sólo sirvió de escalón. También señaló Infantino a México como uno de los cinco países con mas visitantes a Catar. Yo le agrego en nuestra materia que ningún país del mundo debió tener tantos mensajes, noticias, memes, programas, enviados, reportajes o materiales digitales de toda índole. En eso sí somos campeones: de la cobertura y los enviados. Ya lo he señalado, somos los campeones mundiales de los gafetes. A Catar fueron centenas de técnicos, reporteros, conductores y opinadores e invitados a producir “contenidos de interés” que conformaron una avalancha de comunicación que creo ningún país padeció. Gracias a todos ellos somos hoy expertos en la crianza de halcones. Sabemos cómo montaremos un camello en nuestras futuras vacaciones al Medio Oriente, aunque claro la probabilidad de que ocurra sea menor al uno por ciento.

También tenemos ya los datos de dónde comer platillos exóticos aunque paguemos fortunas y además ya nadie nos va a enseñar como visitar una mezquita, dónde están y por qué descalzarse. Por lo que vimos en la tele -principalmente- ya somos casi catariés. Nadie va a enseñar a las y los nuestros a usar el Thoub, a portar la Shayla, sabemos ya cómo ponerse una Ghafiya, el Agal y la Ghutra eeehh!. Claro sólo si lo requerimos cuando vayamos al desierto de Samalayuca en Chihuahua a una boda o un bautizo, que es lo mas parecido a Doha por su clima, digo yo.

Ya nos enseñaron cómo comportarnos en el metro y los autobuses lujosos y también ya sabemos moderar nuestra ingesta de chelas en cualquier partido de la liga mexicana. Nada de excesos, si se puede abstemios mejor.

Vestiremos al estilo árabe y convencidos que es el mejor platillo, comeremos guisos a base de cordero y comeremos arroz con frutos secos en lugar del mole colorado. Gracias a los espléndidos reportajes ya estamos advertidos de a que malls no ir porque son los mas caros, o bien si ir porque somos primos de algún jeque que nos prestó su tarjeta de crédito.

Celebro que alguna o alguno de nuestros reporteros de ocasión hayan ido al menos a un museo y nos enseñen que Catar vivía de las perlas y hoy del petróleo. Y el fut? Qué no viajaron a un torneo de futbol?. De las dos o tres horas de programación televisiva mas o menos tres cuartas partes fue de todo menos futbol. Aunque los hubo, se necesitaba mas expertos y analistas que nos ayudaran a entusiasmarnos con el siguiente partido y que nos ayudaran a entender porqué México ocupó un lugar muy bajo de la tabla; siendo que es de los que mas torneos mundiales tiene; de los que mas derrotas tiene y que será el primer país de toda la FIFA en ser sede tres veces del Campeonato Mundial con diez partidos. Por cierto somos el único país expulsado de un Mundial por jugar con cachirules. Unos datitos, diría el jefe de información.

Difundidas las señales de televisión por todo el mundo, cada país debió ajustar sus modos y rutinas – mas si el suyo era uno de los contendientes- al horario de juego de Catar que fueron las 13:00 horas unos pocos partidos y principalmente las 18:00 y las 22:00! Tiempo de Doha, cuyo clima exigía esos tiempos a pesar de contar con los estadios mejor climatizados del mundo. Estos horarios se tradujeron en 4, 9 de la mañana y una de la tarde nuestras lo que impedía tener espacios prime en las transmisiones en vivo. Esta fue una de las razones por las que vimos cataratas de programas de análisis nocturnos e infinidad de repeticiones. Seguramente los negocios de alimentos vieron reducir también su rating porque beber cubas y bufetes a las 9 no va la verdad, o sí?

Los principales emisores fueron Televisa y TV Azteca sin embargo sus formatos fueron los mismos de otros torneos pero con menos talento. Televisa armó un set horrible en el estacionamiento de su Estadio Azteca. Sacrificó al siempre querido y respetado por todos Toño de Valdés, y le agregó personajes secundarios que son conocidos por su trabajo en la comedia y las telenovelas. Armó una mesa de talentos , de Maestros le llamó, que como ya es común en todas las mesas de debate se arrebatan las palabras y cada técnico quiere imponer su apreciación del juego. Salían muy tarde después de las frivolidades y cursilerías descritas arriba y el tema principal pasaba casi siempre de largo. A pesar de tener derechos sobre imagen no fueron explotadas a cabalidad las escenas del fut que era lo principal. Simulaba su set una fiesta donde decenas de fantasmas cuchicheaban y dizque bailaban emocionados con la party. De Televisa me gustó el set de Jorge Sánchez y Sara Zetune que con invitados como Carlos Reinoso y en uno de los programas también Enrique Borja presentaron mejores reflexiones que sus colegas de otros canales. Destaca el trabajo de Karla Iberia Sánchez que salía a buscar la nota y relacionarla con el contexto como siempre lo ha hecho y que le han valido numerosos premios como periodista. Esos reportajes le dieron gran valor al trabajo de la televisora antaño dominante. Celebremos lo que somos dice un eslogan de la televisora . La pregunta lo que somos es digno de celebrarse? Se celebran los último lugares? Perdón no sabía eso.

Azteca presentó sus formatos de Los Protagonistas y parece aunque no lo llamó así de Viva la Alegría! con cómicos que no hacen reir, con conductoras en faldita y que sin voz alguna se atrevían hasta cantar en El Mundial de la Comedia que le decían. Reporteras y reporteros que nada nuevo aportan e incluso sin saber ¿quien copió y quién? porque vi a Zague reporteando en las mismas tiendas que había mostrado la otra tele. También fueron al mismo hospital de halcones y a las mismas fondas y tiendas de mascotas. Vimos al futbolista García y al arbitro Chacón en calidad de cocineros sin gracia. Mismos museos, mismas estaciones de transporte y mismas recomendaciones de las y los enviados que nos sugieren que hacer cuando allá vayamos “No dejen de visitar La Perla” invitaban sonrientes. Inés Saénz pasó inadvertida con participaciones de muy pocos minutos y sin ningún tema a profundidad. Del futbol rescato la conversación con Valdano y Casillas y la patrocinada por Telcel en la que reunían a José Ramón y Faitelson de ESPN con el doctor García y Martinolli que por unos minutos debatían sobre el tema principal que era el juego de pelota. Quizás José Ramón debería medir su performance al rechazar cuanta palabra diga su pupilo David. Ya chocan deveras, como diría mi tía Lupe. Por cierto la mesas de Fox Sports y ESPN me parecieron la más documentadas gracias a las presencias de Raúl Orvañanos, de Brizio y de Lati en la primera, y del propio Joserra y analistas como Mario Carrillo, de Rafa Puente, Gómez Junco, Pietrasanta y compañía, y digo compañía porque no caben aquí todos los nombres de las decenas de analistas serios que participaron. Llego a pensar que hay tantos analistas como futbolistas y técnicos registrados en la Federación. Dios un analista en cada hijo nos dio, intuyo. En esos espacios sí hablaron de futbol en un evento de futbol y que, por no tener derechos de imagen perdimos parte del análisis que el chacoteo de los grandes nos privó. El mismo Orvañanos y Enrique Burak con Raúl Eduardo también refrescaron el panorama con apreciaciones certeras como las de Domínguez Muro con Pepe Cárdenas y los comentarios de Raúl papá con López Dóriga en Telefórmula. En radio, La W transmitió todos los partidos y algunos fue mejor escucharlos que verlos por razones laborales, de tránsito o de plano por no tener SKY. Las conversaciones de Gabriela Warketin con Georgina González y con “su enviado” Francisco Javier González me gustaron mucho. Breves, claros y objetivos. Tanto le interesó al grupo radiofónico que sacrificó horas de Así las Cosas por emparejar las transmisiones en vivo.( Por no tener la señal, me asomé en una ocasión a la tele argentina y me encontré con grandes analistas muy patrioteros y que ahora deben estar insoportables. La historia les dio la razón. Por cierto la propaganda del gobierno argentino estuvo muy presente en sus transmisiones, como los tiempos oficiales nuestros que mostraban spots de partidos políticos producidos hace años y que se difundieron sólo por llenar el tiempo de los partidospolíticos en pleno partido pero de futbol).

Los canales públicos mostraron en la CDMX un par de buenos ejemplos pero también muy limitados en recursos y cobertura: Apasionados por el Futbol en Canal Once del IPN, conducido por Beatriz Pereyra, conocida reportera de radio y prensa escrita, en compañía de Javier Cruz, analista, intelectual y aficionado combinaron muy bien con su invitado frecuente Heriberto Murrieta y el estadístico Francisco Abundis. Sus reportajes también fueron frescos y con temas muy locales, de nuestros propios barrios. La falta de recursos se tradujo en aciertos.
El canal local Capital 21 retransmitió Zurda Infinita que es una emisión generada en Telesur conducida por el espléndido periodista y escritor Víctor Hugo Morales. El programa es una secuela de su emisión De Zurda que condujera hace años con el mismísimo Armando Maradona, su amigo. Contra lo esperado resultó poco militante y con una visión diferente y fresca Zurda Infinita goza de mucha audiencia sudamericana, hoy campeona por los del Río de la Plata.
Si de leer se trata las conversaciones difundidas por el diario español El País entre el escritor mexicano Juan Villoro y el escritor argentino Martín Caparrós fueron lecciones de periodismo y de afición. Han tenido ya esta conversación a lo largo del tiempo. Material obligado para cualquiera de nuestros analistas. Ojalá las hubieran retomado nuestros ejércitos de comentaristas y reporteros que prefirieron llevarnos a un viaje maravilloso por los desiertos de las mil y una noches durante las tres semanas de cada cuatro años. A cambio este domingo nos regalaron el tremendo partido Francia contra Argentina y que gloriosamente tuvimos la oportunidad de vivir Para muchos la mejor final de la historia. El auténtico broche de oro como casi todo en Catar según los enviados. Por cierto al momento de escribir estas líneas aún no transmite el anunciadísimo reencuentro de Joserra y “El Hooligan” Bustamante. Sabe a viejo y no es futbol. A otra cosa. Tan Tan.

*Director general de Factor D Consultores

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