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Cibernética: arte de gobernar a los pueblos

Braulio Miguel Eduardo*

André-Marie Ampère: filósofo, físico, matemático y entusiasta discípulo autodidacta de Rousseau propuso, a principios del siglo XIX, designar a la palabra Cibernética como un capítulo de la naciente ciencia política y definirla como el arte de gobernar a los pueblos. Dada su raíz derivada de la voz griega: “timonel”. Siglo y medio después Norbert Wiener usa esa palabra para designar sus investigaciones junto al mexicano Arturo Rosenblueth, al publicar en 1948 su libro: Cibernética o de la comunicación y el control en el animal y la máquina. Un par de años después, en 1950, publica una versión no técnica para un público más amplio mediante su libro: Cibernética y Sociedad cuya tesis central transcribo:

La tesis de este libro consiste en aceptar que solamente podemos entender la sociedad a la que nos dirigimos (en la era cibernética contemporánea), mediante el estudio de los mensajes y de las facilidades de comunicación de que dicha sociedad dispone y, además, que en el futuro, desempeñarán un papel cada vez más preponderante los mensajes cursados entre persona y persona; entre personas y máquinas; entre máquinas y personas; y entre máquinas y máquinas.

Actualmente existe un lamentable equívoco al reducir cibernética a computadoras y en particular al universo digital que heredamos a partir del libro: Ser digital (1994) de Nicholas Negroponte del Media Lab del MIT. Cibernética se ha convertido hoy en un simple prefijo para designar con ambigüedad y confusión lo relativo a las computadoras, así se habla de: ciberfraude, cibersexo, cibereducación y nos dan con el ciber hasta en la cibersopa. Enfaticemos que la cibernética es la ciencia de la comunicación y el control en el animal y la máquina. Pongo entonces a discusión pública un decálogo sobre cibernética, política y sociedad en el contexto del proceso electoral en curso.

  1. Damos el nombre de información a una medida probabilista de todo lo que es objeto de intercambio de mensajes entre nosotros y el medio ambiente, social y natural, en el que vivimos. Este intercambio permite adecuarnos a las condiciones que el medio nos impone, pero también ajustarlo a nuestros propósitos.
  2. La repetición de un mensaje político logra inducir una creencia colectiva si va dirigido a las emociones y no a la razón del receptor del mensaje, fijando así una narrativa emocional. Esto funciona con independencia de la verdad o falsedad racional del mensaje.
  3. La repetición frecuente de un mensaje político falso lo vuelve verosímil e induce a creencias erróneas en la percepción y la consciencia de los receptores, pero nunca se convierte en verdadero.
  4. La concatenación exitosa de mensajes políticos con datos falsos crea relatos comunicacionales que modifican la percepción social de la realidad e inducen creencias falsas, pero políticamente reactivas en grupos sociales concretos.
  5. Modificar mediante mensajes sesgados un relato es una forma de alterar la percepción social de los hechos reales que tiene un grupo específico o perfil de receptores a quienes va dirigido el relato.
  6. La manera de construir, reconstruir y deconstruir relatos es una forma de influir en la percepción de los hechos reales, en personas reales, durante un proceso comunicacional político.
  7. Mientras más específico y definido sea el grupo a quien va dirigido un mensaje es mayor la probabilidad de su recepción y transformación en información útil solamente para los receptores. En el proceso electoral esto significa lograr un voto informado o manipulado, por un ciudadano capaz de tomar o no sus propias decisiones.
  8. Formular y transmitir relatos verosímiles primero en el plano emocional es el rasgo fundamental de una candidatura exitosa en una contienda electoral por el poder político. Apuntar al corazón del elector antes que a la lógica o la razón.
  9. La transmisión de todo mensaje está determinada por la pérdida de información del mensaje enviado por el emisor durante el proceso. Esto es, el mensaje llega al receptor en una forma menos ordenada y nunca más ordenada de como fue emitido.
  10. La palabra cibernética proviene del griego Κυβερνήτης que se refiere al “timonel”, y designa el “arte de gobernar una embarcación”. Es lamentable que la mayoría de las campañas electorales sigan sin timonel y sumidas en las tinieblas de la ambición, la mercadotecnia y despilfarro del dinero público.

*Especialista desprofesionalizado obstinado en no volverme especialista.