loader image

 

Límites de velocidad y sus efectos sobre la contaminación del aire

José Luis Texcalac Sangrador, Carolina Pérez Ferrer y Tonatiuh Barrientos Gutiérrez*

La contaminación del aire es uno de los principales problemas ambientales que enfrenta la sociedad moderna, y representa un importante factor de riesgo para la salud humana. El aumento de la población, del ingreso y de la comercialización de bienes y servicios ha incrementado la demanda de energía y transporte, lo que a su vez ha acrecentado la emisión de contaminantes a la atmósfera.

La Encuesta Origen Destino de 2017, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, estima que en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se realizan cerca de 34.5 millones de viajes al día, de los cuales 45 por ciento corresponden al transporte público, y 21 por ciento, a vehículos particulares. Esta magnitud de movilidad implica importantes retos para el control de emisiones contaminantes y para la seguridad vial en la ZMVM. Algunas acciones implementadas para el control de la contaminación incluyen el uso de convertidores catalíticos, la renovación del parque vehicular y la circulación restringida (programa Hoy No Circula).

En el año 2015, el Gobierno de la Ciudad de México implementó la estrategia Visión Cero, con el objetivo de mejorar la seguridad vial y disminuir las muertes y lesiones de tránsito. La reducción de los límites de velocidad, el uso de radares y las fotomultas son medidas que provocaron polémica y cuestionamientos entre diversos sectores de la ciudadanía. Parte de la discusión pública se centró en la incertidumbre de cómo estas medidas podían afectar la calidad del aire.

Los límites de velocidad pretenden gestionar el tráfico vehicular, al igual que prevenir colisiones y muertes por vehículo automotor. La literatura científica no es concluyente respecto a los impactos ambientales asociados a este tipo de medidas. Se ha observado que la reducción de la velocidad en autopistas disminuye las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx). Sin embargo, también se ha observado en vías urbanas, como calles y avenidas, que las emisiones de material particulado aumentan cuando los vehículos circulan a bajas velocidades, debido primordialmente a los procesos de una ineficiente combustión. Las bajas velocidades incrementan la duración de los viajes, la densidad del tránsito vehicular, así como los procesos de aceleración-desaceleración.

En el Instituto Nacional de Salud Pública se llevó a cabo una investigación que evaluó el impacto de esta política pública sobre la concentración de material particulado menor a 2.5 micrómetros (PM2.5) y dióxido de nitrógeno (NO2) en la Ciudad de México (https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2024.171506). Se analizó la tendencia de los contaminantes antes y después de la implementación de los límites de velocidad, y para ello se utilizaron datos correspondientes al periodo 2014-2018. También se comparó si las estaciones de monitoreo cercanas a radares de velocidad registraban mayores concentraciones de contaminantes en comparación con aquéllas más lejanas, bajo el supuesto de que la aceleración y desaceleración de los vehículos al aproximarse a un radar podría incrementar las emisiones.

Los resultados mostraron una disminución en las concentraciones de PM2.5 y NO2. Si bien esta reducción es modesta, deja ver el impacto de una política pública sobre la calidad del aire. El estudio también encontró que no existió diferencia entre las concentraciones medidas por estaciones de monitoreo cercanas y lejanas a radares de velocidad.

Las implicaciones de estos hallazgos son significativas en términos de la formulación e implementación de políticas públicas. Los gobiernos tienen la responsabilidad de diseñar medidas efectivas para mejorar la calidad del aire y para proteger la salud de la población, incluyendo la prevención de muertes y lesiones de tránsito. Los límites de velocidad parecen cumplir ambas funciones, por lo cual deben considerarse como parte de una estrategia integral de movilidad sostenible y de salud pública. Es importante fomentar la participación ciudadana, destacando su importancia en el cumplimiento de los límites de velocidad y los beneficios que esto conlleva tanto para el medio ambiente como para la salud humana.

* Especialistas en salud pública. Invitados por el Dr. Eduardo C. Lazcano Ponce.